Eramos tu, yo, y Miles Kane...

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Bueno, Alex había vuelto con su idiota sonrisa. No es fácil ser dura frente a él, no cuando te abraza y dices todas esas mentiras que le quedan bien. Ya estaba lista, y el día se estaba acercando. Tenía la escena en mi mente: el parque, una guitarra, y un adiós.

Bajo a la cocina, después de volver a quedarme dormida, Alex, Miles y su padre están desayunando. Escondo un poco la mirada mientras avanzo para alcanzar un vaso, ya que mis ojos están hechos mierda. Una de las cosas que más detesto de mí es que no suelo ser la mujer bonita que despierta perfecta por las mañanas, todo lo contrario, soy un asco, especialmente hoy.

-Buenos días, ne... - saluda Alex. Pero se detiene antes de terminar. Claro, se supone que somos amigos.

-Hola - sonrío.

-¿No quieres sentarte? - mueve una silla desocupada a su lado.

Enseguida accedo, sin pensar en otra cosa.

-Hola, Miles, no... sabía que ya habías llegado. Y, buenos días, señor David.

-Oh, sólo David - me indica su padre.

-Sí, hace poco llegué, ¿te dijo Alex que vendría?

-Sí, él no olvidó comentarme.

-Qué bien. ¿Y te dijo a dónde iríamos?

-Bueno... - niego.

-Sí. Te lo dije: a esquiar.

-Ah, cierto - sonrío apenada.

-Nos iremos en una hora, así que... arréglate.

-Claro.

Alex se levanta, yo mientras sigo hablando con Miles sobre el vuelo. Después regresa con un plato con pasta y una jarra con jugo de naranja. Me sirve el desayuno, por así decirlo, y luego, simplemente como en paz, tranquila.

Ellos hablan. El señor Turner desapareció de repente, supongo que él también tiene cosas qué hacer. Por mi parte no hay mucho qué decir.

¿Has visto a una mujer tan dañada y hecha mierda como yo? No, claro no la has visto.

Me pregunto en qué acabará todo esto. Ciertamente no me afectará, estoy segura, porque si pude soportar su partida una vez, lo haré en esta ocasión, digo, además de que es mi decisión, no hay por qué deprimirse, tengo amigos, dinero... Lo que necesito.

Y así me levanto en cuanto termino, me doy una ducha, me lavo los dientes y me visto apropiada para la ocasión. Alex entra minutos después de -también- haberse arreglado.

-¿Y lo que te compré no lo usarás? - se refiere al gorro y esas cosas.

-Sí - saco la pequeña bolsa y me los coloco en menos de un minuto.

Él ríe por lo bajo.

-Te ves tan tierna - se acerca a mí - No puedo creer que estés aquí conmigo.

-Claro - murmuro indiferente.

-Estoy muy emocionado, a pesar de que no sepan que eres mi novia oficial. Siento como si ya viviéramos juntos.

-Creo que exageras - me atrevo a decir.

-Nada de eso. ¿Estás lista? - asiento - Bueno, vamos. - toma mi mano - hay buen clima hoy. ¿Te parece ir a tomar un café después? - me encojo de hombros - Tomaré eso como un sí. Miles quiere ir a un antro en la noche, ¿qué dices?

-Lo que tu prefieras.

-Muy bien. - llegamos a la puerta. Se asegura de que nadie esté a los lados o cerca de nosotros, y, una vez comprobado, toma mis mejillas y se acerca a mí - Te amo -. Me besa.

Alex TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora