Cap 11.- Sorpresas

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Y la fiesta siguió y siguió, así como nunca antes, la familia se había unido de nuevo, en la madrugada ya había risas y alcohólicos, había música de un amor en despecho, había gritos de diversión, había realmente una buena reunión. Alex sonreía mientras su madre tomaba el control del televisor como micrófono y cantaba cerrando los ojos, David le hacía segunda fingiendo tocar la guitarra, habían perdido ya la elegancia desanudando su corbata y quitándose el saco, y Nelly tenía ya el cabello alborotado y enmarañado, Rep se servía por milésima vez un buen trago, Miles bailaba un ritmo extraño, todo iba realmente como nunca imaginaron.

Entonces se acercó como un niño: paso por paso, inocente, sin ninguna intención tejida entre sus manos. Nelly Neir sonreía y cantaba los coros, es sus esbeltas manos tenía una botella de cerveza, siempre prefería la cerveza, el vestido estaba desarreglado y el maquillaje ya no estaba en perfecto estado, pero ¡qué linda se veía! Así fue como se ganó su mirada y, por fin, esa sonrisa, que sin querer lo hizo retroceder siete años de su vida, cuando ninguno de los dos sabía que iban a terminar enamorándose tontamente, básicamente, esa sonrisa de ángel. La música de "The strokes" era un buen punto para atacar: si ella sabía la letra, y él sabía la letra, podría acercarse iniciando a cantar la canción, justo como en los viejos tiempo. Barely Legal era especial para ambos. A Alex le encantaba la letra, y Nelly amaba el ritmo relajado, con ella siempre podría fumar. Y mientras cantaban juntos el coro y se movían de un lado a otro, se fueron quedando solos, hasta que llegó ese segundo donde las miradas ya hacían unidas y mezcladas entre sí, no hacían falta palabras, porque la intensidad de Alex decía a gritos: "aquí vamos, estoy de vuelta a ello", Nelly sólo negó sonriendo, lo estaba esperando, ebria y dispuesta. Alex la tomó delicadamente del brazo donde ella tenía la cerveza a la mitad, ella sonreía y seguía bailando y cantando, sin importar nada ya, sin importar que la familia entera fuera testigo de cómo estos dos locos se demostraban el gran afecto que sentían mutuamente. Miles reía y echaba gritos rockanroleros a cada minuto, Rep se reía hasta de la palabra "perro", David y Penny revivían sus mejores años de juventud, André se había quitado la camisa, quedando sólo en una playera blanca de tirantes, mostrando sus músculos y antebrazos. El resto de los "Turner" ya hacía dormido, o intentando dormir.

Entre coros, risas, y solos de guitarra, Alexander se fue abriendo paso a la sensibilidad de Nelly. Tomó su mano que aún tenía la cerveza y la llevó a sus labios, tomando de la misma. Ella realmente lo disfrutaba. Pronto, y con más confianza, la rodeó con ambos brazos, encajando su barbilla entre su el cuello de ella, inhalando su suave olor a miel. La espalda de ella pegada al pecho de él hacía que su pulso se acelerara, y las sonrisas aparecieran más seguido. Ella pegó su mejilla de terciopelo a la de Alex, aún suave por su afeitado, Alex cerró los ojos, simplemente gozando el momento, y mientras "Tush" era interpretada por todos, él podía disfrutar de sentir la vibración de las cuerdas bucales de ella tan cerca, resonando en su oído. Penny les echaba ojo de vez en cuando, era consiente, desde hace mucho tiempo, que su hijo no podía estar mejor en brazos de ella, pero no podía intervenir jamás, aunque... de haber visto que esos tontuelos no ponían cartas en el asunto, se las ingeniaría, así fuera encerrarlos en una habitación durante una semana, conociendo lo orgulloso que era Alex, y la poca delicadeza de Nelly, sabía que si fuera por ellos jamás podrían volver a dirigirse la palabra, aunque su vida dependiera de eso; pero ahora, bajo los efectos del alcohol, sería mucho más fácil disolver su orgullo, serían capaces hasta de pedir su mano uno al otro, así, frente a todos. Que disfrutaran, era lo que se decía la madre del cantante, mañana sería otro día, mañana lo hablarían.

—Ya deja de mirarlos, mujer — agregó David al notar el asombro de Penny cuando fue testigo del beso que Nelly plantó en la mejilla de su hijo, eso no podía creerlo aún.

Alex TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora