Alex Turner

Knee Sock

–Hoy es... el día – murmura Alex al despertar.

–Buenos días – contesto bostezando.

Hace un par de días que me quedo a dormir con Alex, no es algo que haya sido completamente mi decisión, pero, quería satisfacerlo. Hoy por fin es el día de ir al parque de diversiones, para cumplir nuestra apuesta, aunque aún no hemos decidido qué ganar o perder.

–Entonces... ¿hoy es el día? – pestañeo un par de veces y luego lo miro, con su linda sonrisa, y sus ojos brillantes.

–Sí, hoy es – roza su nariz con la mía – Déjame ser "cursi" por última vez hoy – atrapa mis labios, abrazándome por completo – Te amo, nena.

–Yo igual... – le sonrío – me amo.

Él rueda los ojos con diversión y encarna una grande sonrisa. Se levanta y estira, con muy buen humor.

–Y el que pierda, ¿qué hará? – dice mientras se dirige al baño.

–No lo sé – me quedo pensando mientras me siento en la cama – Puede ser... esclavo del otro, o hacer un baile ridículo frente a todos, o cumplir un deseo del ganador... Tú elije – lo miro detenidamente, él pone sus manos en su cintura y se queda callado.

–Todo eso – afirma – el que pierda hará todo eso – me mira superior.

–Es pan comido – me encojo de hombros manteniendo seguridad en mis palabras.

–Ya lo veremos, cariño – toma mi mentón y sonríe con malicia.

–Que empiece el juego, entonces – sonrío de la misma manera.

Me levanto, poniéndome una camisa suya.

–¿Vas a quedarte ahí, bebé? – pregunto comenzando la apuesta.

–Iré a bañarme – dice simplemente y se va.

Mientras tanto mi mente maquina con rapidez los planes para hoy, los planes sobre cómo ganar. Me dirijo a la cocina, y, siendo que hay una pequeña grabadora vieja a lado de la cafetera, pongo el disco de los Beatles, ese que a Alex le encanta: "Rubber Soul". Reviso su refrigerador, sólo para elegir qué haré de desayuno, ya que Alex siempre lo tiene con suficientes productos, entonces, saco un par de huevos, champiñones, fresas, nutela, y pan para tostar. Comienzo a preparar todo con demasiado esmero, ya que normalmente mi comida es un asco, pero en esta ocasión quiero lucirme, quiero ganar complaciéndolo.

Después de unos minutos él llega, con unos jeans negros ajustados, sus zapatos que parecen un par de cocodrilos color azabache y ese peinado tan extraño.

–Huele muy bien, ¿tú cocinaste? – dice mientras se coloca una camisa y toma asiento en una silla perteneciente de la barra.

–Sí, cariño – dejo un plato frente a él con lo que he preparado.

–Gracias – sonríe y se dispone a comer mientras yo lo miro – ¿Tú no comes?

–Quiero contemplarte – me recargo en la barra, demasiado cerca de él – Hoy luces singularmente apuesto – sonríe con ternura.

–Gracias – dice simplemente evadiendo mi comentario.

Rodeo la barra hasta quedar a su lado, y mientras una canción suena de fondo, yo lo abrazo y me siento en sus piernas, para después mirarlo y sonreírle.

–¿Qué intentas hacer? – pregunta metiendo un trozo de huevo en su boca.

–Amarte – beso su mejilla.

–Buen intento, pero vas a perder, Nelly – ríe muy seguro.

–¿Por qué no mejor me das un beso? – tomo sus mejillas – Te amo, Alex – uno nuestros labios.