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-Llegamos, linda - susurra mientras me despierto. 

-Bien - me levanto y estiro.

Después de salir del aeropuerto  tomamos un taxi que nos deja justo frente a su vieja casa, la de sus padres. Bajamos al mismo tiempo, uno de cada lado. Alex sonríe extasiado, baja las maletas de la cajuela, paga y se dispone a llevarlas a la puerta. Justo antes de tocar el timbre lo detengo. Necesito decirle que no me parece adecuado que le diga a sus padres que ahora estamos juntos, no creo que sea conveniente después de lo que haré. 

-Alex.

-¿Qué sucede? 

-¿Qué les dirás de mí?

-¿Cómo que qué? Que eres mi novia, tontita... - se acerca y me da un breve beso en los labios, dejándome noqueada. 

-¡No! - se gira a mirarme - Es decir..., creo que es mejor que les digas que... somos amigos... Tú sabes. 

-¿Amigos? Sí, claro - dice sarcástico - ¿Y los amigos hacen el amor y duermen en la misma cama? - me mira sonriendo - les diré la verdad, que eres mi novia, ¡y que me tienes loco!

-No, ya enserio, no quiero que les digas eso, es que es precipitado, y no sé, me da vergüenza que... que Penny antes me veía como tu amiga y ahora me vea de esta forma, ¡por dios! ¿¡qué van a pensar de mí!? 

-Que me amas, sólo eso. Pero está bien, si te sientes incómoda lo dejaremos para otro día, de todos modos planeo pasar más tiempo aquí. 

-Gracias - suspiro y yo misma presiono el botón del timbre. 

Nos miramos nerviosos, yo más que nadie. De repente el sonido de la perilla se escucha, me alarmo, y antes de pensar en un plan de cómo salir corriendo, se abre la puerta, mostrando a una pareja un tanto anciana, pero feliz. 

-¡Alex! - grita su madre impresionada y extiende sus brazos para recibirlo con un cálido abrazo. 

-¡Ma! ¡Te extrañé! 

-¿Y a tu padre no lo saludas? 

Me quedo quieta e invisible, contemplando, siendo la cámara de la escena. Sí, muy conmovedor, ojalá y alguien me recibiera de la misma manera, ¡Pero qué digo! sé muy bien que eso nunca va a pasar, es como pedir que haya lagos en un desierto. 

-Mamá, traje a... 

-¿Tu novia? 

-¿Qué? ¡No! Yo... yo no... - tartamudeo, asustada. 

-¿Amiga? - frunce el ceño Alex. 

-¿Amiga? - repiten sus padres al mismo tiempo.

-Sí, ¿no se acuerdan quién es? - suspiro, una vez más, y me encojo de hombros. 

-Um... - su padre hace un gesto de "intelectualidad" tratando de recordar - No. Lo siento. 

-¡Es Nelly! - les dice Alex - Nos encontramos en Los Angeles, y aquí estamos. 

-¡Nelly! ¡Es cierto! - me abraza su madre - ¡Has cambiado mucho, hija! 

-Es el tinte - me excuso tímida. 

-Tanto tiempo sin verlos a ambos - dice su padre.

-Pasen, que hace frío afuera - ambos entramos con las maletas en mano - ¿Quieren chocolate? 

-¡Sí, genial! - contesta él. 

-Bien. Alex, llévala a su habitación, está al final del pasillo,  ¿de acuerdo?  

Asiente y nos dirigimos hacia las habitaciones. Abre mi habitación, pasamos, cierra la puerta y deja las maletas en el suelo. Me quedo mirando todo lo que está a mi al rededor. Demasiado conservador, cortinas con flores, colchas con flores, alfombrado con flores, lámparas de ancianos... [.] Si no mal recuerdo, cuando conocí a Alex esta habitación estaba llena de cajas de cartón.

Alex TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora