Cap 5.-

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 A las 4:35 am Alexander fue asaltado por una pesadilla, haciéndolo sobresaltar sobre la cama, con la pupila dilatada y el sudor recorriendo su frente: una dama, de piel pálida, y esa sonrisa afilada, cabello negro y labios perfectos, se merodeaba de habitación en habitación, semidesnuda, hasta llegar a su alcoba, mirándolo, y torturándolo desde su altura. ¿Sería mucho decir que causaba un efecto de excitación y miedo al mismo tiempo?

Dejando de lado su mal pesadilla, se adueñó del cuerpo de Taylor; la chica dormía placida, mientras él se atormentaba con la presencia de alguien más, alguien a quien deseaba y aun amaba, pero que se empeñaba en despreciar. Secretamente, en su mente, aquella imagen de sueño terrorífico y placentero, era el mejor delirio jamás tenido, interiormente suplicaba volver a soñarla, sin importar la forma que esta adoptara: dientes de Drácula, espantapájaros, la muerte misma, un fantasma, lo que fuese, con tal de ver esa sonrisa y esos ojos fríos que disparan a matar... [.]

Sin encontrar la calma decidió levantarse. ¿Qué estaba sucediendo ahora? Hace algunos días hubiese dado lo que fuera por encontrársela aunque sea unos minutos, pero ahora, que estaba tan cerca, no podía ni verla. La odia, estaba seguro que la aborrecía, ¿o no? O quizá era el hecho de que ella poseía un nuevo romance, como si ellos nunca se hubiesen conocido, como si él nunca la hubiera amado. A Nelly se le hacía fácil – pensaba – abrazar a Rep frente a él, y reír juntos, y hacer todas esas cosas de novios, le faltaba el respeto, lo insultaba en cada caricia de Rep hacia ella, lo apuñalaba con cada susurro cerca del oído acompañado de una risa tibia. Pero nunca se le pasó por la cabeza, la pequeña, aunque vital idea, que él hacía lo mismo con su pareja, Taylor, aquella mujer tan alta que ni él mismo alcanzaba, la que tomaba fotografías de cada segundo en su vida, la extravagante modelo sin pudor, que se vestía sin sostén y con vestidos casi transparentes. Y volvía al inicio, donde Nelly nunca intentó ser más allá de lo que solía ser, Nelly siempre con pantalones cortados por ladilla, por el tobillo, con calcetas largas y tenis sucios, con playeras guangas, sin maquillaje sobre sus pómulos, sin los labios exactamente rojos, sólo ella, sólo su naturaleza, su cuerpo trabajado por deportes masculinos, y ellas pantorrillas por jugarse la vida en la patineta, y esos senos no prefabricados pero bien dotados, toda ella... una diosa.

—Me está matando — susurraba en penumbras —, ella me está matando.

Con sumo cuidado, y destreza, abrió la puerta, tomó el teléfono guardándolo en el pijama, y así escapó de la mujer que dormía a su lado. Ya en la planta baja, se osó a servirse un trago, y textear a aquel número no registrado: "Tenemos que hablar ahora, estoy esperándote, en la cocina, baja con calma, y asegúrate de no sembrar el ruido por las paredes". Esperó paciente, mientras se tomaba el último sorbo, antes de que escuchara los peldaños rechinar.

—Nelly, ¿eres tú? — el silencio lo tomó de lleno, haciéndole que entrecerrara los ojos— ¡Tonta! ¡Me has asus...!

—¿Tonta? — le sorprendió la voz que le contestaba.

—¿Miles?

—Alex, ¿qué jodidos haces a esta puta hora?

—¿Tú qué haces aquí?

—Bajé a tomar agua, estuve fumando y la garganta me está jodiendo, la tengo más seca que el amor de Nelly hacia a ti — rio por lo bajo, mientras David hacia una mueca no muy convencida por el chiste.

—Miles, vuélvete... [.] Yo... quiero estar solo, por favor.

—Alex, no vine aquí a joderte, sólo bajé por el vaso de agua. Aunque... ahora que te veo... tan ojeroso, tan muerto y pálido, y esa barba...[.] Alex, algo te pasa — le decía mientras se tomaba el primer trago de agua pura.

Alex TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora