F I N A L

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Lo miro a los ojos mientras espero un café negro sin azúcar, en la vieja cafetería de Sheffield, a eso de las 5:30, cuando el sol cae por la tarde, y pinta las calles y paredes de un color rosa y naranja, y el viento huele a añoranza, a recuerdos, y a vidas destruidas.

–Bien, ¿qué querías contarme? – bebe frente a mí.

–Inicia tú – le indico, ya que las nuevas noticias que traigo son todo lo opuesto a lo que él va a decirme, y no quiero echar al caño su emoción.

–Bueno – se asegura de que ella no esté tan cerca como para escuchar –. Siento que... me gusta Taylor – me echa una mirada insegura –, no sé, ella... me hace sentir cosas, ya sabes, cosas extrañas en el estómago.

–¿Estoy entendiendo bien? – pestañeo – ¿Ella te gusta mucho?

–Sí – baja la vista –. Nunca me había sentido así. Me hace muy feliz. Nos hemos duchado juntos. ¿Tú qué crees?

–Sorprendente, definitivamente sorprendente – le sonrío –. ¿Entonces va enserio?

–Algo así, me gusta mucho.

–Valla... – me recargo en el respaldo de la silla, contemplando el frío panorama desde la ventana – todo este tiempo estuve frente a ti en paños menores y tú, ahora resulta, que eres heterosexual solo porque una niña viene a coquetearte – frunzo mi ceño –. ¿Sí sabes cómo me siento ahora?

–Perdón – tuerce los labios –, olvidaba ese detalle. Pero yo siempre fui un hermano para ti, desde que te conocí. Taylor es una persona realmente importante para mí; no más que tú, claro.

–Sí, a mí también me cae muy bien. Ella es muy interesante.

–Lo sé – sonríe como un idiota, mirándola a lo lejos. Es sorprendente verlo así tan... enamorado –. Pero, esto no quiere decir que vaya a descuidarte; seguiremos en contacto.

–¿Y para qué has venido?

–Sólo fueron unas vacaciones, ella me convenció – se encoje de hombros.

–Qué bien. Me parece genial que la estés pasando agradable con ella, que te haya "enamorado".

–Ella es diferente.

–Lo noto.

Ya no puedo ocultarlo más, si un segundo se suma al silencio voy a explotar.

–El vuelo fue una delicia, hace mucho que no volada en avión. Taylor me ha enseñado mucha música nueva, es buena, pero la tuya no tiene compara...

–Voy a dejarlo – digo de una maldita vez.

–¿Cómo?

–Dejaré a Alex – repito.

–¿Có...? ¿Por...? ¿A...? ¿Qué? – intenta hacer una serie de pregunta, pero ninguna es terminada, tartamudea de la gran impresión.

–Voy a terminarlo.

–¿No se supone que lo amas?

–¿Después de lo que me hizo? – rueda los ojos mientras yo me enfoco en fruncir el entrecejo, totalmente ofendida.

–¿De nueva la misma historia?

–Fue culpa suya que...

–Aquí no hay culpables, solo estás haciéndote ideas, Nelly. Deja de ser tan inmadura por una vez en tu vida.

–¿Inmadura yo?

–SÍ, ¿que no es más fácil simplemente olvidarse del daño y perdonarle? Cometió un error, sí, pero es de lo que estamos hecho nosotros los humanos, y tú más que nadie debería saberlo, ¿tú crees que eres perfecta y que todo lo haces bien? ¡No! ¡Tú también fallas!

Alex TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora