Alex Turner

Cap 8

Cap 8.- ¿Me rindo o no?

Acordaron que apenas pasara la semana volverían a casa, al menos Nelly, Rep regresaría temporalmente para ver cómo estaban las cosas por allá, prepararía el equipaje necesario, e intentaría comunicarse con Jessey y el otro. Nelly se sentaba cerca de la ventana con un libro en la mano, aunque por más que leyera, no entendería jamás la historia, pues a pesar de repasar las líneas más de cinco veces, siempre terminaba pensando otras cosas. ¿Por qué Alex se habría ido? ¿Por qué la dejó ahí? ¿Por qué la había incitado a hacer el amor y luego sólo se marchaba? ¿Acaso se habría dado cuenta de que en realidad amaba a Taylor? ¿Acaso dejó de gustarle ella? ¿Qué estaba pasando en su mente? Seguramente ya la habría superado, y ayer sólo se estaba despidiendo, sí, era lo más seguro.

Por otro lado, y aún celoso, Alex recostado en la cama con un cuadernillo y casi en secreto, se dedicaba a escribir algunos versos, versos inspirados en besos, en hechos que habían ocurrido días atrás, cuando el amor de su vida había dormido con él. Era doloroso ser consciente de la situación: que Nelly estaba con Rep y que, tal como ayer lo había escuchado, ella lo amaba y él a ella. No tenía caso intervenir, no quería quitarle esa felicidad que bien se la merecía, porque quizá Nelly no sería la maldita mejor persona del mundo, pero sí tenía un gran corazón, era entregada, y ella necesitaba ser amada. Sabía que los próximos días ya no serían vida, si ella se iba, si ella ya no regresaba, seguramente él se hundiría mucho peor que la vez pasada, que por épocas del Humbug su estado de ánimo se vendría al infierno, y que ni siquiera su usual cajetilla de cigarros lo mantendría a salvo.

Si bien ahora nadie se sentía con buen ánimo, Penny creía que una cena familiar haría la diferencia, así llamando a todos los primos, tías, y demás de los Turner, también tuvieron la cortesía de invitar a los Monos, incluso amistades de Nelly irían, pues ya convenciendo a Alex, ese mismo día se anunciaría sobre el nuevo proyecto y concepto de The Last Shadow Puppets. Taylor no podía ver mejor oportunidad para presumir y enorgullecerse de que ahora era la "musa" de su actual famoso novio, no era para menos, ella bien sabía que haciéndolo público las expectativas de la rubia amante serían bajas, y que lo más probable era que se tuviera que ir. Miles estaba por ver quién podría acudir como su acompañante, en otras circunstancias se lo pediría a la mismísima Nelly, pero ahora... era tan delicada como porcelana, y eso lo sabía, pues su amigo el día anterior estaba que hervía de coraje y celos, refunfuñaba a cada segundo por lo bajo, destruía la paz con esa mirada tan fija y fría, contestaba majaderías y alzaba la voz siempre que podía, discutía por insignificantes, «hasta las exploradoras pagaron por tu culpa..., sólo querían venderte galletas, hermano; eres tan torpe (imbécil, también)» pensaba Miles asentando mientras se veía al espejo rasurándose y considerando cortar su cabello un poco más.

Era de noche, Penny atareada en la cocina, intentando tener comida suficiente para el gusto de todos, café, leche, agua, jugo, vino, soda, té, y demás, también consideraba el pan, las tortillas, rosquillas, pollo, pasta (para Alex), sopa, puré de papa, y mucho más. La verdad es que siempre le había gustado la cocina, y si por ella fuera se la pasaría pelando papas, decorando pastelillos, moviendo la pasta o preparando un buen guisado. Mientras David intentaba aprender a usar el nuevo celular que Taylor le había obligado a comprar –por así decirlo- Penny lo miraba de lejos, negando la cabeza, pensando que, a pesar de no ser muy atento a veces, era un buen padre y esposo. Deseó internamente que Alex luchara tanto por ese amor que sentía por la niña bastarda, Nelly era una buena chica, y a juzgar por cómo habían llegado ambos, supo definir que ambos estaban entrelazados, que merecían estar juntos porque esa pasión que se profesaban era hasta para palparse, pero que deberían de ser menos idiotas y más valientes.