I wanna be yours (parte 2)

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-¿Qué... qué haces? - susurro con dificultad. 

Verlo hacer sus maletas, sin decir nada, me da temor, me recuerda tanto a cuando hice las mías, en distintas ocasiones: cuando me fui de casa, cuando Alex se fue, y cuando yo volví a huir. Parece como si el ser humano estuviera hecho para eso: para huir. No quisiera interrumpir, es más, sigo pasmada. No he dicho otra palabra, sólo lo veo y respiro. 

Finalmente se escucha el cierre de sus maletas (dos), se gira, las carga, y me mira.

-¿Te... te vas? - vuelvo a murmurar. 

Asienta, sin decir nada, sólo hace una mueca con los labios, y no me deja claras las cosas, sólo me deja con más dudas y temores. 

-¿Es... es por mí? - sus ojos me ven enseguida.

Comienza a reír y niega con la cabeza. 

-Ven - camina hasta la puerta, yo lo sigo - te llevaré a tu apartamento. 

-¿Qué? - lo miro sorprendida - Pero... 

-No digas nada. Andando - salimos de su casa.

Simplemente subo al auto, y, sin decir nada, partimos a mi sitio. Las manos me están sudando a pesar de que hace demasiado frío, estoy muy nerviosa, y no sé por qué, después de todo, yo misma me he planteado no volverme a enamorar, no volver a caer. 

Llagamos unos minutos después, abro mi puerta, entro y lo miro. 

-¿Tienes algo que decirme? - le interrogo. 

-Ahora que lo mencionas... tengo muchas cosas que decirte, Nelly, pero eres tan terca que no me dejarías hablar...

-¿Yo?

-Sí, tú. Así que, seré breve: haz tus maletas, nos vamos. 

-¿Có... cómo? ¿A dónde? ¿Por qué? - rueda los ojos. 

Comienza a sacar ropa de mi closeth.

-¡Detente! - camino hasta él y lo tomo de las solapas - ¿QUÉ CREES QUE HACES? 

–Empaco tus cosas – se detiene.

En ese momento, saca de su chaqueta un sobre y me lo entrega. Lo tomo ansiosa, lo abro y...

–¿Tan pronto? – lo miro sorprendida.

–¿Qué dices?

–¿No dijiste que Miles quería ir con nosotros?

–Él nos alcanzará allá – sonríe – ¿Entonces?

–Bueno, es que...

–Oh, vamos – sujeta mis hombros – será divertido.

–¿Cuánto tiempo?

–El que tú quieras.

–Woow... – soplo – Me... me sorprendiste.

–Esa es la intención – me abraza.

–¡PUES A PREPARAR TODO! – sonrío.

–¡Genial! – me da un breve beso.

Rápidamente hago mi equipaje. Tomo un papel y una pluma, le escribo un recado a Jessey, y le texteo que no estaré en casa en los próximos días. Tomo mi vieja mochila de viajes, ahí llevo lo esencial, agua, cigarros, cartera, teléfono, audífonos, cargador, mi cuadernillo y mi pluma.

En cuanto salimos el sol nos da en la cara, reímos como idiotas, y luego subimos a un transporte privado.

No tardamos mucho en llegar al aeropuerto, así que esperamos un tiempo moderado en lo que revisan nuestro equipaje, lo almacenan, y anuncian el vuelo. 

Alex TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora