Capítulo 15 • La hija de Negan

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Temprano por la mañana en Hilltop, Diana estaba con Maggie y Enid en una de las casas rodantes

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Temprano por la mañana en Hilltop, Diana estaba con Maggie y Enid en una de las casas rodantes. Sasha hacía guardia en la entrada de la comunidad, mientras que Glenn y Abraham realizaban algunos trabajos asignados por Gregory para que les permitiera quedarse sin que haya ningún otro problema.

Maggie comía un pastel de manzana casero que les regalaron a ella y Glenn, diciéndoles que debían ser presidentes de Hilltop.

Por su parte, Diana estaba sentada en el sofá mirando distraídamente los patines en el suelo y preguntándose a que hora llegarían los de Alexandria, pero no iba a admitir que era porque quería ver a Carl.

Enid cortaba verduras para la comida y estaban en silencio, hasta que Maggie empieza a hacer conversación.

— Ayer no me dijeron por qué no llegaron juntas —menciona Maggie.

— Porque Enid vino sin avisarme —le dijo Diana.

— Porque Diana vino con Carl —repuso Enid.

— ¿Carl te acompañó hasta aquí, Diana? —le pregunta Maggie.

— Sí, solo que no quiso quedarse —dijo Diana.

— Hay algo entre ellos —menciona Enid.

— Esa es una gran noticia —dijo Maggie.

— Bueno... Sí, creo... Yo no estoy segura —murmura Diana.

— Hacen una bonita pareja —le dice Maggie.

— Pero Diana no quiere aceptarlo —dijo Enid.

— ¿Por qué? —pregunta Maggie.

— Tal vez lo haga —dice Diana.

— ¿Aceptarás que estás enamorada de Carl? —le pregunta Enid.

— No, pero si acepto que puede haber algo entre nosotros —repuso Diana.

— ¡Lo sabía! —exclama Enid.

— Cuéntanos —le pide Maggie.

— Bueno... Nos besamos en dos ocasiones —les cuenta Diana.

Tanto Enid como Maggie se emocionaron por lo que Diana les contaba y ella se sentía muy cómoda con las dos, una charla entre amigas es de las pequeñas cosas que hacen que tu mundo sea más feliz.

— Me alegro por ti, Diana. Espero que Carl sea tu felicidad durante muchos años —dijo Maggie.

— Gracias, Maggie. Pero creo que es muy pronto para pensar así, solo fueron dos besos —dijo Diana.

— Es solo el comienzo —intervino Enid.

Diana sonreía mientras negaba con la cabeza, aún no iba a aceptar que estaba enamorada. Pero si podía aceptar que ese sentimiento la hacía muy feliz, así que iba dejar de pensar un poco para empezar a sentir.

El Chico del Sombrero • Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora