❝Siempre serás mi chica misteriosa❞
Eran unos niños cuando se vieron por primera vez, pero ese encuentro fue el inicio de su historia. El destino los volverá a unir años después para enfrentarse juntos a muchos retos y personas crueles. Ambos se nec...
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Caminaba por la carretera rumbo a Hilltop. Comprendía que Enid se haya ido porque extrañaba a Maggie y Glenn. Lo que no entendía, es que no me lo dijera antes.
La habría acompañado, ella no estaba consciente del riesgo que corría si Los Salvadores la encontraban sola. Con lo que van a Hilltop cada semana, podrían verla en el camino. Solamente espero que no suceda porque como voy, será difícil ancanzarla. Seguro llegaré cuando Enid ya este en Hilltop.
Todavía no pasaba mucho tiempo desde que salí de Alexandria, cuando vi un caminante y me acerqué sosteniendo mi cuchillo con firmeza.
Pero en ese instante, escuché a un vehículo acercarse muy deprisa.
Supe que pertenecía a Alexandria por las trampas para caminantes hechas con estacas de madera ubicadas en su interior. Lo conducían con torpeza, pero así pudo atropellar al caminante dos veces seguidas para aniquilarlo y luego chocó con un muro destrozando la parte de atrás del vehículo para asegurarse de que el caminante realmente este muerto.
Yo ya sabía quien conducía y fue inevitable sonreír. Me acerqué a la ventana del coche, cuando la ventana del conductor bajaba y Carl me miró, con esa mirada que tanto me encanta.
— Viniste —le dije.
— Vine a acompañarte para asegurarme de que llegues a salvo a Hilltop, Diana —me dijo Carl.
Sonreí sin decirle nada, Carl se bajó del vehículo y se acercó a mi. Esa tensión entre nosotros se sentía nuevamente, así que me aparté y continúe caminando.
Narrador.
Como el coche en el que vino Carl no tenía suficiente combustible y además, quedó destrozado por los choques que causó al conducirlo. Fueron a pie hasta Hilltop y durante unos kilómetros estuvieron en silencio. Carl pensaba en el beso de anoche, no había dejado de revivir ese recuerdo en su mente desde lo sucedido. Por su parte, Diana pensaba en la pesadilla que tuvo anoche, le inquietaba que algo de eso pudiera hacerse realidad y solo se daba cuenta de que si Negan intentara hacerle algún daño a los Grimes, ella estaría dispuesta a sacrificar su vida para impedirlo y no le importaba lo radical que sonaba esa afirmación.
— Diana, cuando te vi salir de casa tenías los ojos rojos. Estuviste llorando, ¿por qué? —preguntó Carl.
— No estaba llorando —responde Diana.
— No me mientas —insistía Carl.
— Yo no lloro —dijo Diana.
— Si quieres no me digas, pero es que no me gustó enterarme que esos lindos ojos derraman lágrimas —le dijo Carl.
— Carl, no empieces con tus comentarios inesperados —le dice Diana.
— ¿Te pongo nerviosa? —pregunta Carl con una sonrisa.