Capítulo 26 • Todos somos familia

2K 133 34
                                    

Con la paz instaurada en la vida de los supervivientes luego de la derrota de Negan, las comunidades seguían unidas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Con la paz instaurada en la vida de los supervivientes luego de la derrota de Negan, las comunidades seguían unidas. Incluso hicieron un pacto de protección mutua y para sellar ese convenio los representantes firmaron una carta de declaración de derechos.

Tan solo han pasado unos meses, pero parecía que la tranquilidad había regresado para todas y cada una de las personas de las diferentes comunidades.

Por esa razón, este día se convertiría en uno de celebración.

Desde lo sucedido, la chica misteriosa ha salido muy poco de su casa y fueron pocos los que pudieron tener una conversación con ella desde entonces.

El único que ha podido estar con Diana en todo momento es Carl. Se la pasaban cocinando, leyendo o cuidando de Judith juntos. Incluso Aaron y Eric les pedían alguna vez que cuiden a Gracie.

Eran momentos agradables, pero Carl esperaba que Diana pudiera superar ese mal momento y ser la de siempre.

Lo que más le sorprendía era que su chica misteriosa no quería salir al bosque, simplemente quería quedarse en casa a todo momento para olvidar a quien había asesinado.

Esa mañana temprano, ella estaba leyendo el tercer libro de su saga cuando Daryl fue a visitarla.

Tampoco ha hablado mucho con él desde que terminó la guerra, principalmente porque el señor ballesta se la ha pasado saliendo de la comunidad solo en busca de provisiones y tardaba días en regresar.

Pero era porque tenía una razón importante y estaba en una bolsa que llevaba al hombro.

— Hola —dijo Daryl.

Diana le había abierto la puerta, le alegró verlo porque se la ha pasado mucho tiempo afuera últimamente.

— Hola, Daryl. Pasa —le dijo Diana.

Una vez estuvieron adentro, el señor ballesta se dio cuenta que Diana seguía con esa misma expresión que tenía desde que le dio fin a la vida de Negan.

Tan solo quería alegrarla un poco, así que se acercó a la cocina mostrándole los conejos que había cazado.

— Espero que no hayas desayunado todavía —le dijo Daryl.

— No —dijo Diana.

— Traje nuestro desayuno —dijo Daryl.

— No tengo hambre —le dijo Diana.

Ignorando sus palabras, de igual manera Daryl se puso a cocinar a las criaturas para ambos. Mientras Diana se queda en el umbral de la puerta, cruzada de brazos y mirando al suelo, con mil pensamientos en mente. Pero uno en especial, que le habría alegrado la vida...

Seria feliz si Daryl hubiese sido su padre.

Puede que sea alguien que le es difícil dar y recibir afecto directo, pero realmente se preocupa por ella de una manera muy paternal.

El Chico del Sombrero • Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora