Capítulo 43 • La tormenta

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Mientras tanto, fue que Carl pudo llegar hasta las tuberías solo y antes que cualquiera

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Mientras tanto, fue que Carl pudo llegar hasta las tuberías solo y antes que cualquiera. Pero ahí dentro no encuentra a nadie, no había rastro de Sergio y Henry en el área. Así que sale para buscar en los alrededores del lugar, con el arma en alto y atento a cualquier movimiento.

Entonces, el chico del sombrero camina con sigilo por los rincones del instituto hecho comunidad. La oscuridad de la noche no era favorable, pero aún así pudo ver a una persona sospechosa de largo cabello rubio que llevaba un cuchillo en la mano.

No había duda de que se trataba de Alpha, quien acaba de terminar con la última parte de su plan dentro del Reino. Aunque le hubiese gustado llevarse a la persona que ha dejado aparentemente inconsciente, pero ya eran suficientes y es tiempo de irse para terminarlo.

Pero no esperaba ser descubierta por Carl, que inmediatamente dispara en su dirección para detenerla.

— No te muevas, o la próxima irá para ti —dijo Carl.

— ¿En serio, chico? —pregunta Alpha.

— ¿Qué viniste a hacer aquí? —le pregunta Carl.

— Tan solo creí que en su feria cualquiera era bienvenido —dijo Alpha.

Pero Carl conocía muy bien la mirada infame de alguien que quiere hacerle daño a las personas, así que debía tratar de que cambiara de opinión. Buscando una oportunidad de que esto cambie, firme en su postura de que unos debían darle a otros la oportunidad de tener una vida. Una verdadera vida, antes de que hubiera una guerra.

Carl quería que haya paz con Alpha. Encontrar una salida de alguna manera, antes de que sea demasiado tarde.

— Hay familias aquí. Niños —dijo Carl.

— Eso si que me rompe el corazón —le dijo Alpha.

— ¿Dónde están mis amigos? — pregunta Carl.

— Yo solo vine por mis hijos —miente Alpha.

— Ellos no quieren volver contigo —le dijo Carl.

— Se los advertí, querían conflicto y ahora lo tendrán —dijo Alpha.

— No tiene que ser así —insiste Carl.

La mirada de Alpha era poco expresiva como de costumbre y se había quedado en silencio escuchando las palabras de Carl, quien empieza a bajar su arma. Pero aún atento a la reacción de la desquiciada mujer.

— Las cosas malas pasan, pero podemos resolverlo. Podemos parar esto —dijo Carl.

— Yo no lo creo, me quitaron a mis hijos y volvieron a invadir mis tierras —le dijo Alpha.

— Tus hijos decidieron dónde estar, nadie los obligó y solo tú tienes la culpa de eso —menciona Carl.

— Cuida tus palabras —dijo Alpha.

El Chico del Sombrero • Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora