Capítulo 63 • Sigo siendo un monstruo

1K 34 5
                                    

Brandon se acercó a Diana para volver a acariciar su rostro y de inmediato besó su cuello con agresividad mientras ella intentaba apartarlo con desesperación y gritaba tan fuerte como podía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Brandon se acercó a Diana para volver a acariciar su rostro y de inmediato besó su cuello con agresividad mientras ella intentaba apartarlo con desesperación y gritaba tan fuerte como podía.

— Todo estará bien, Diana —le dijo Brandon.

Diana sintió el aliento de Brandon en su piel y era tan desagradable que no supo en que momento ha empezado a sollozar de impotencia porque no tenía ninguna forma de defenderse.

— Ahora vas a saber lo que es estar con alguien que no tiene esa asquerosidad en la cara...

— ¡NO! ¡BASTA! ¡DÉJAME! ¡AYUDA! ¡ALGUIEN AYÚDEME, POR FAVOR!

Brandon intenta desabrocharle los botones de su camisa mientras Diana no deja de moverse tanto como podía para evitarlo a toda costa.

De pronto, con un sonoro golpe. La puerta de la habitación fue abierta con una gran rapidez hasta sacarla de sus goznes. Carl fue el primero en entrar lleno de furia, seguido de Sergio y Sam acercándose a Brandon con sus armas en alto.

— ¡SUÉLTALA, MALDITO! —le grita Carl.

— ¡ALTO! Si dan un paso más le disparo —advierte Brandon mientras tiembla.

Brandon había sacado su pistola y ahora le apunta a Diana justo en la cabeza donde se sentía tan fría que le causa escalofríos.

En cualquier segundo esa pistola iba a disparar.

Carl mira a Diana y se podía sentir el miedo que tenían ambos de que todo terminara en ese instante. Sin haber encontrado la oportunidad que el chico del sombrero cumpla su deseo de pedirle que fuera su esposa como ha planeado desde hace tanto, solo esperando que todo lo malo acabe.

— ¿Qué opinan? Pase la prueba, ¿no? Negan siempre provocaba a la gente para mantenerlos en control y debía hacer lo mismo... Ahora las cosas se pondrán más peligrosas, eso decían los Salvadores. Negan y mi padre habrían querido que me asegure de tener el valor de hacer lo que hace falta...

— Brandon, basta. Suelta esa pistola ya —dijo Sergio.

— Un maricón no va a darme ninguna orden a mi —le dijo Brandon.

— Esa es una palabra fea que utiliza la gente fea —comenta Sam.

— Cállate la boca, carajo —dijo Brandon.

En esos inquietantes minutos, Diana empieza a sentir que Brandon se podía más nervioso y temblaba con más intensidad, seguramente por el exceso de anfetaminas.

Y como estaba tan histérico, podría disparar por error.

Sergio se ha dado cuenta que se trata de un Salvador, una aparición muy imprevista. Pero que estaba muy drogado y con la realidad realmente alterada, así que trataría de confundirlo.

— Yo soy el hijo de Negan y te puedo confirmar que pasaste la prueba, pero hasta ahí. Si bajas la pistola te dejaremos ir para que regreses al Santuario o irte a donde rayos quieras —dijo Sergio.

El Chico del Sombrero • Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora