Capítulo 56 • Eres un idiota

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Días después, Diana estaba junto a Judith en una de las huertas

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Días después, Diana estaba junto a Judith en una de las huertas. Le enseñaba a usar el fertilizante adecuado para satisfacer las necesidades de cada planta y aunque no era una actividad muy agradable, es bastante útil.

— La cantidad de fertilizante también tiene un gran efecto en su crecimiento —explica Diana.

— Entonces, ¿la tía Maggie te enseñó esto a ti? —le pregunta Judith.

— Sí, fue ella —dijo Diana.

— La extraño, y también al tío Glenn —murmura Judith.

— Igual yo, ojalá puedan regresar pronto —le dijo Diana.

Fue en ese instante, que ven a Brandon acercándose con una sonrisa que a Diana no le gusta. Pero a Judith sí, sin importarle que fuera más grande y un poco presumido.

Brandon había sido dado de alta ayer y decidieron no darle una casa para él solo, por lo que ahora vive con Alfred. Insistía en que se sentía mejor de su herida y que ya no quería descansar más, pero tampoco podía hacer trabajos pesados. Aún estaba en observación y estos días se ha dedicado a conocer a los residentes.

— ¡Diana...! ¿Es tu hija? —pregunta Brandon.

— Nos parecemos mucho, ¿verdad? —le sonreía Judith—. Di me cuida, pero es muy joven para ser mi mamá.

— Ella es Judith, la hermanita de mi novio —dijo Diana.

Judith sonreía en silencio mientras lo observaba, es lo que más ha hecho desde que Brandon llegó y le parecía alguien muy lindo. Pero también podía ser un grandísimo tarado y estaba por decepcionar a la pequeña Grimes.

— ¿Novio? Ya veo... ¿Cuál de los tres que estuvieron en mi interrogatorio es tu novio? —pregunta Brandon.

— Carl es mi novio. Sergio es mi hermano y Sam es un amigo —le dijo Diana.

— No, estás mintiendo. Carl no puede ser tu novio —dijo Brandon.

— Lo es, y desde hace mucho tiempo —pronuncia Diana.

— ¿Por qué? ¿No te da asco? No entiendo porque no cubre su horrible y desagradable cicatriz —le dijo Brandon.

Diana se veía furiosa mientras se aferraba a la bolsa de fertilizante entre sus manos, planeando lo que haría con su contenido. Conocer al verdadero Brandon estaba siendo realmente irritante. Lo mismo sucedía con Judith, que aunque parecía encantada con Brandon al principio, ahora lo miraba como si quisiera matarlo.

— Eres un idiota —dijo Diana.

— Sé que lo soy. Pero, ¿en serio te gusta mirarlo cada día con tremenda y asquerosa cicatriz en la cara? Es un tuerto —insiste Brandon.

— Me encanta verlo así —le dijo Diana—. Y en cuanto a ti...

En tan solo segundos, Diana le arroja todo el fertilizante que quedaba en la bolsa directamente en la cabeza y cara de Brandon. Lo que provocó que Judith riera a carcajadas.

El Chico del Sombrero • Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora