Capítulo 35 • ¿Quiénes somos ahora?

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Un largo tiempo ha transcurrido porque todos los grandes logros lo requieren y cada una de las comunidades se han hecho más fuertes

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Un largo tiempo ha transcurrido porque todos los grandes logros lo requieren y cada una de las comunidades se han hecho más fuertes. Hay nuevos residentes en cada una de estás, los muros fueron reforzados y las cochechas crecían cada día.

Sabían que el tiempo siempre sería una de la cosas más importantes que quedan.

Todos son una gran familia, incluso hubo nuevos niños que crecieron junto a Judith y RJ, durante estos últimos años. Solo que se enfrentaron a situaciones difíciles para protegerlos porque aprendieron de la peor manera a no confiar en quien creías conocer, este mundo puede cambiar lo que solías ser antes del brote.

Pero ha pasado mucho tiempo de lo sucedido, aunque Michonne es quien menos ha podido superarlo y por eso ahora se ha vuelto más desconfiada con las nuevas personas que llegan a la comunidad.

Solo que hace varios meses, no habían nuevos sobrevivientes a los que puedan darles una oportunidad.

En Alexandria todo ha crecido con el pasar de los años, para así poder brindarle a todos los residentes una vida digna y tranquila. El lugar se veía cada vez más verde y hermoso, donde se podía vivír feliz.

Lo mejor es que todo este tiempo nada ha amenazado con destruir lo que tienen.

Ahora Diana se encontraba junto a Carl cultivando plantas de diversos usos en una de las huertas y a pesar de ser un trabajo cansado debido a las horas bajo el sol, siempre encontraban la manera de divertirse en el proceso. Compartiendo sonrisas y besos constantemente.

Tras todos estos años juntos, saben que no hay nada más verdadero que lo que el tiempo no puede romper.

Estaban convencidos de que cada instante que no gasten amando lo estarían perdiendo y la vida no es un borrador, deben vivir cada día como si se acabara mañana.

Desde hace mucho, Carl se ha olvidado completamente de su venda y ahora tiene la confianza de estar con su cicatriz al descubierto en todo momento. Por lo que besarlo justo ahí se ha hecho costumbre para Diana.

Observarlo con su sombrero y su cicatriz siempre iba a encantarle. Se veía realmente perfecto.

Ese día también estaban cuidando a RJ, quien jugaba con los demás niños. Mientras ellos conversaban sobre Judith porque Carl estaba preocupado de que haya salido al bosque y aunque había aprendido a usar muy bien tanto su pistola como una espada parecida a la de Michonne, igual lo angustiaba.

— Creo que debimos haberlos acompañado —dijo Carl.

— Jude estará bien con Rosita, Aaron y Eugene —le dijo Diana.

— Lo sé, pero me preocupa —insiste Carl.

— La pequeña destructora sabe cuidarse, pero si tardan más tiempo íremos a encontrarlos en el camino —dijo Diana.

— De acuerdo, hermosa —le dijo Carl.

Continuaron con su cosecha, solo que luego Carl se acerca a ella por detrás. Así que Diana siente las manos de su chico del sombrero posarse en su cintura para dejar un dulce beso justo en su mejilla haciéndola sonreír.

El Chico del Sombrero • Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora