Capítulo 21 • No soy como ellos

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NOTA: Aquí se hará la primera mención de los Susurradores y fue pensada tanto a base de la serie como del cómic de TWD

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NOTA: Aquí se hará la primera mención de los Susurradores y fue pensada tanto a base de la serie como del cómic de TWD. Pero en este libro, Alpha tiene tres hijos y son muy diferentes entre sí: Lydia, la mayor, quien es la misma de la serie con toda su historia. Lizzie y Sam, quienes fueron creados por mi y son gemelos hijos de Alpha con Beta, son rubios y aunque físicamente muy parecidos, tienen personalidades y pensamientos distintos.

***

Los siguientes días fueron muy parecidos al anterior porque Rick y Michonne todavía no regresaban. Durante su ausencia los residentes de la comunidad estuvieron aprendiendo a pelear, usar armas y mejorar su puntería. Todo estuvo muy tranquilo en Alexandria, casi no parecía que se acercaba una guerra y que incluso un nuevo grupo los tenía en la mira, más específicamente, al padre Gabriel mientras montaba su guardia nocturna.

Esa mañana temprano, Diana había despertado con deseo de salir al bosque sola para pensar. Sabía por donde salir y todos seguían dormidos, así que no iba a ser complicado.

Alexandria era un hermoso lugar donde se puede estar al aire libre sin salir, pero igual estaba rodeada de cuatro muros. Lo que no era malo, solo que ella sentía que extrañaba el bosque y además, solamente sería por poco tiempo.

Por alguna razón, quien debía estar de guardia no estaba y supuso que era por algún cambio de guardia. Así que para Diana fue fácil subir por el muro sin que la vieran para poder ir sola.

Salir al bosque le recordaba a cuando era mejor estar afuera, que dentro de los sombríos muros del Santuario. Donde permanecer era una lucha constante. Pero no era por sobrevivir, porque Los Salvadores no querían matarla. Era una lucha por ser libre. Ella no podía dejar que ganaran, no iba a verse nunca más débil en esos momentos porque por culpa de una situación como esa perdió a su madre.

Pero ya no iba a recordar el pasado porque no podía cambiarlo, todas esas dificultades la hicieron más fuerte y siempre iba a sacar lo bueno de lo malo. Era lo mejor.

Después de caminar por varios minutos, acabando con algunos solitarios caminantes que se encontraba. Diana decidió no alejarse más de Alexandria, así que se sentó debajo de un árbol para descansar un rato. Estaba tan acostumbrada a caminar largas distancias cuando salía sola que no supo en que momento había llevado caminando una cantidad considerable de minutos desde que salió de la comunidad, incluso podría haber pasado más de una hora.

Observaba su pistola entre sus manos, el arma tenía una rosa roja en su superficie. No era la primera que usó cuando era tan solo una niña. Desde la muerte de su madre, Diana conserva el arma que le pertenecía a Lucille.

No sabía si seria correcto asesinar a Negan con esa pistola, pero iba a hacerlo de todas maneras. Diana quería acabar con la tiranía de ese maldito hombre, nada iba impedírselo.

Una vez muertos tanto Negan como sus Salvadores, todo iba a estar más tranquilo. Alexandria podría vivir como realmente merecen.

— No debes estar aquí.

El Chico del Sombrero • Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora