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—Que no te haría si fueras mía.

Una voz rasposa me causa escalofríos y me doy la vuelta lentamente, tratando de escapar, encontrándome con un chico borracho hasta los pies. Era mucho más alto que yo y aun juzgando lo encorvado que esta, diría que me pasa una cabeza.

Se acerca a mí y no me queda de otra que usar mis brazos como escudo para tratar de alejar su cara grasienta, llena de sudor y alcohol de mi rostro.

—Aléjate, por favor. No estoy de humor.

—¡Te aseguro que si me dejas darte un beso tu ánimo cambiara para mejor! —me toma del brazo con una mano, mientras con la otra sostenía una cerveza que derramaba en el suelo cada vez que intentaba mantenerse de pie.

Traté de correrlo de encima pero, aunque solo me estuviera sosteniendo con una mano, su fuerza le ganaba por montón a la mía.

—Dije que no —comenzaba a desesperarme por su agarre. Estaba asqueada, totalmente asqueada, no tenía ni un mínimo sentido de higiene y el poco espacio que me dejaba entre su aliento a licor y putrefacción, no me servían para salir corriendo o si quiera para tomar un poco de aire fresco.

Forcejeé lo más que pude, sin lograr que cediera y sus labios alcanzaron rápido mi cuello, que fue succionado por ellos sin permiso ni respeto. Su gélida lengua me causaba escalofríos, y no de los buenos. El pavor y repulsión por sus caricias me hicieron gritar, pero a él el escándalo no pareció importarle lo más mínimo.

Incluso lo golpeé en la cabeza para que me dejara ir, pero siguió besándome, hasta que una fuerte ráfaga electrizante de puro hielo me recorrió de la coronilla hasta los tobillos. Una gélida corriente cubrió todos mis huesos, pero un calor llenó mi cuerpo al notar que el borracho se alejaba de mí.

—De nada... se te veía caliente a lo lejos, ¡idiota! —escucho la voz de Harry justo frente a mí y, efectivamente, se posaba frente a la escena con una cubeta ya vacía de lo que debió ser agua, con el chico ebrio empapado (mucho más que yo) con los ojos abiertos y enrojecidos.

—Tranquilo viejo, ya me voy —no dice nada más y, levantando ambos brazos escudándose de Harry, salió corriendo con... ¿temor? creo que fue eso, llegó hasta resbalarse tratando de huir.

Cuando nos dejó solos no escuchaba más que el ritmo de mi respiración agitada, gracias al frío e impresión que sentía por ver justamente a Harry aquí, sin entender lo que ocurría.

—¿Estás bien? ¿te ha tocado más de lo que vi? —lo observo incomprendida. Su voz de preocupación y el reciente gesto me desconcierta.

Asiento sin saber que decir.

Se me queda mirando unos segundos y apoyo mi cabeza en la pared, intentando controlar mi respiración y la temperatura de mi cuerpo. De un momento a otro, lo tengo pegado a mí.

—Disculpa, te mojé —lo dice casi en un susurro, mientras pasa sus largos dedos por mi cabello mojado.

No digo nada, solo lo veo. Veo como sus músculos se marcan cuando flexiona los brazos, como me mira con preocupación, esperando que le dé una respuesta y, en ese mismo momento, borro la imagen de mi cabeza al recordar al chico grosero del baño de hace unos minutos. Veo como retrocede y se saca la chaqueta, pero en vez de aceptar su gesto, aprovecho el momento para huir. Cuando me deja espacio suficiente, doy un paso hacia el lado y me adentro con cuidado a la multitud, para no resbalarme con el piso tan mojado como el chico ebrio.

Tropiezo un poco y la mano de Harry se enrolla a mi brazo, me sostiene y me frena antes de poder entrar.

—¿A dónde vas? —su voz es inocente, como si todo lo anterior estuviera perdonado o simplemente no existiera.

FAULT [H.S.] MATUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora