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Emma

Han pasado unos 3 artistas desde que el festival comenzó y desde eso también he visto borrachos alucinando con cada canción, elevando sus camisetas para darles vueltas por los aires, también a chicos pintados como nosotros y una que otra pareja haciendo de lo suyo al ritmo de la voz de Years & Years.

Acaba de terminar la presentación de Ellie Goulding y ya estoy cansada de tanto salto y grito, además de que estoy hambrienta, por lo que voy a formarme a la fila tras el carrito en donde venden hot dogs.

Reviso mi teléfono y, como si el mundo quisiera apuñalarme por la espalda, abro sin darme cuenta la carpeta de fotos en mi celular y la primera fotografía que veo es una de Harry. Sonríe sin mostrar los dientes, aunque ampliamente, con la cabeza pegada a la almohada. Tiene el cabello alborotado y la mano extendida tratando de quitarme el teléfono. Recuerdo ese día, fue cuando me llevó a su habitación/oficina en el restaurante. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que hablé con Harry. No puedo negar que lo extraño, pero recordar lo que hizo, recordar quien me ha demostrando ser, me empuja lejos como si una fuerza magnética me obligara a hacerlo.

Mi conciencia no está limpia por el hecho de tener fuertes sentimientos hacia él y mentirle al decirle que no, pero si tengo un poco de respeto hacia mí, sabré que lo que hizo es imperdonable y que es imposible que ese hombre sienta algo más que rencor y odio en sus entrañas.

—¡Oh Jesucristo! ¿Qué no puede ser más necesitada?

Me volteo lentamente al escuchar esa voz. Taylor está detrás de mí, de brazos cruzados y el ceño fruncido a pesar de que no se le marque ni una arruga en la frente.

—¿Disculpa?

—Esos dos —apunta frente a mí y, como si mi vida fuera parte del infierno de Dante, veo como Harry se burla en mi cara al abrazar a Kendall por los hombros, mientras ella apoya su cabeza en su cuello y acaricia su cintura—, pensé que después de su obsesión contigo ese tío apagaría los motores de una vez, pero parece que solo estaba calentando.

Soy incapaz de decir palabra alguna y sigo despreciando que me afecte lo que veo. Debí haberlo visto venir.

—¡Maldita perra!—sigue maldiciendo y mirándolos con asco—. ¡No puedo creer que me hiciera esto! ¿Sabes que es lo peor? Que perdí mi tiempo odiándote cuando debí haberme cuidado de esa perra que le lamía los pies a mis espaldas.

Muerdo mi mejilla aguantando la ácida escena frente a mis ojos. Logro disimular un poco más que Taylor y eso que de seguro no le duele tanto como a mí.

—¿Vas a pasar o qué? —la observo desentendida y me doy cuenta que el señor del carrito ha tratado de llamar mi atención hace un rato—. ¡Agh! Muévete —toma mi lugar empujándome un poco hacia un lado, me quedo inexpresiva y aunque quiera mandarla a volar, no tengo las ganas de decirle nada, solo me quedo mirando como Kendall sigue tocando a Harry con sus tentáculos de mojigata.

Los celos hierven en todo mi cuerpo y odio que Harry este usando gafas de sol, no puedo ni ver si siente algo. Él no se mueve ni un poco por sus caricias, pero no significa que no le gusten.

—¿Te doy un consejo? Por caridad —ya tiene el hot dog que debió ser mío en la mano y menea su lisa melena rubia sobre su hombro—. Deberías cuidarte de tus "amigos". De ahí suelen venir las peores decepciones.

Me deja sola con mis pensamientos al mismo tiempo que le da un mordisco a su comida, mientras que a mí se me ha cerrado completamente el apetito al ver la parafernalia de esos dos.

Hay un pequeño receso en el festival, donde el público regresa a sus carpas a comer, al baño o a lo que sea que quieran hacer. Yo me voy al auto, quiero dormir un rato, pero no en la carpa, no en donde todo el mundo vea que algo me ocurre.

FAULT [H.S.] MATUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora