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Me despierto por una extraña razón a mitad de la noche. Con suerte ha pasado una hora exacta. Ya son las 4 a.m. y mis ojos luchan por mantenerse cerrados, pero un molesto golpeteo en mi ventana no me deja tranquila.

Debe ser un pájaro o algo, así que me levanto de mala gana a revisar y ni me molesto en refregar mis ojos. Le doy un manotazo al vidrio para espantar al pájaro pero cuando vuelvo a acostarme, vuelve a picotear mi ventana.

—¡Aagh! De todas las ventanas ¿por qué escoges la mía? —me vuelvo a levantar y, esta vez, sí refriego mis ojos para aclarar mi visión y buscar bien al pequeño criminal, pero no hay nada—. Me estoy volviendo loca...

Pero el ruido vuelve a sentirse y ahora que reviso la ventana me doy cuenta que el sonido era producido por pequeñas rocas que chocaban contra ella y no por un pájaro picoteándola.

¿Qué es esto?

Abro la ventana y me asomo, busco al culpable en la superficie y lo veo ahí, apenas en pie, tambaleándose para recoger la siguiente piedra, hasta que me ve.

—¡Buenas noches NoNoi! ¡por fin abriste la ventana! —¿qué mierda hace Harry a esta hora golpeando mi ventana?

Grita demasiado fuerte y, aunque no hay nadie, mis mejillas se enrojecen de vergüenza.

—¡Harry cállate! —digo lo más bajo posible, pero lo suficientemente alto para que me escuche—. ¡Shh!

—¡No! ¡quiero hablar contigo! —temo que mis vecinos se despierten y vuelvo a callarlo.

—¡Shh! Harry, no ¡son las 4 de la mañana! Deja de molestar y vete a dormir.

—No tengo mis llaves —arroja una piedra al suelo y parece frustrado—. Voy a ir a tu cuarto.

—¿Qué? ¡No! —ni siquiera me presta atención y, como se le es posible, entra a la torre y sube hasta mi habitación. Demora menos de lo que creí, pensé que su ebriedad lo botarían al suelo un par de veces, pero no se le hizo nada difícil llegar hasta el tercer piso por las escaleras.

Comienza a golpear tan fuerte la puerta, que no me queda otra que dejarlo pasar. Cuando abro, se me queda mirando con una estúpida sonrisa.

—¿Qué tal? —¿tiene que estar bromeando?

Lo tomo del brazo adentrándolo a mi habitación y ríe tambaleándose.

—Harry estás loco, ¿cómo andas así de borracho por la academia?

—Cálmate —sigue riendo y coloca su dedo índice sobre mis labios—. Podemos los fines de semana hacerlo, mientras malo hagamos nada ... ¿oíste? ¡hable como el puto Yoda! Hacerlo podemos mientras malo hagamos nada —imita la voz del personaje y frunzo el ceño—. Maldito genio verdecito.

—Es todo, te tienes que ir —trato de echarlo de mi pieza, pero me afirma de los brazos y se sienta en el suelo.

—No, no, no... no me puedes echar ahora después de dejarme botado en el parque —no me suelta y me mira serio, sentado en mis pies.

Arrugo la frente con tanta indignación que se ríe y me imita. Mi enfado se refleja poco comparado con las ganas que tengo de golpearlo en este momento.

—¡Tú me dejaste! Dijiste que habías ido solo, pues te ibas solo —me suelto de sus manos y me voy a la puerta, la abro y le dejo paso libre para que abandone mi cuarto.

No se mueve.

—De todas formas, estabas coqueteando con Daniel —se pone de pie y su voz se torna ronca y tétrica.

FAULT [H.S.] MATUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora