FAULT [H.S.] MATURE

31-B

Pienso por lo que parece una eternidad, hasta que decido ponerme en marcha y ya voy a medio camino para encontrarme con Daniel en la cafetería. Llego justo cuando sale de ella y me saluda con media sonrisa y ambas manos metidas en el bolsillo.

—Hola —lo saludo y se acerca lo suficiente como para poder susurrarle y que escuche claramente.

No me contesta y acuna mi rostro entre sus manos. Me besa y sus labios se mueven de forma descoordinada con la mía. Introduce su lengua a mi boca y la roza con la mía, poniéndole más intensidad al beso. Estoy paralizada y mi juego es flojo en comparación al de él. No puedo seguirle el beso con el mismo entusiasmo porque estoy confundida y ni idea de que estamos haciendo, sin mencionar que no la he pasado nada bien.

Se separa abruptamente y se ve apenado.

—Tenía razón, has estado jugando conmigo mientras te mandas a cambiar junto a Styles.

Espera... ¿Qué?

—¿Qu-Qué? —sigo con los brazos cruzados, incluso después del beso, y lo que ha dicho me paraliza.

—Podrías esforzarte aunque sea un poco más, ¿no crees? No voy a ceder. Enserio me gustas, mucho, pero no pienso competir con ese pedazo de idiota que no vale nada, por el simple hecho de que no hace falta ser experto para darse cuenta quien de verdad te quiere.

—Daniel, no digas eso, no me gusta Harry y sé que no vale la pena —con todo el dolor que siento en el pecho, trato de ser firme a lo que digo y que mi voz no flaquee—. Si hablas por lo de anoche es una larga historia, pero quiero contártela. Por favor no te enojes conmigo.

Niega con la cabeza y se echa para atrás.

—Ahórratelo, no me interesa escucharla, solo quería hablar contigo para comprobar que estaba equivocado, pero apenas te vi llegar supe que no era así.

—Daniel yo-... —me corta moviéndose de lado a lado y una pequeña sensación de impotencia me carcome el cuerpo.

—Perdón si confundí las cosas, pero no todo es mi culpa, pudiste haber sido clara y no haber jugado como el idiotita sentado ahí —con el índice apunta a Harry, quien está sentado junto a sus amigos con los que habló hace un rato cuando aún seguíamos esposados.

Junto a él una chica de pelo negro y tez blanca acariciaba los risos que flotaban por su nuca. Una chispa de celos se encendió en mí, pero el reproche de Daniel me despertó de ello.

—Me da lástima que todas lo quieran a él, siempre terminan sufriendo y pensé que tú eras más inteligente.

—Daniel, por favor, déjame hablar —me adelanto y se ríe socarronamente.

—Emma... solo... vete a la mierda.

Dicho eso me deja sola en el momento justo en que mi boca roza el suelo, al igual mis fuerzas por no llorar. Nunca pensé que me afectarían tanto las palabras de Daniel, sobre todo porque hace unas horas ni me importaba que estuviera molesto.

Creo que lo que realmente me dolió es la imagen que tiene de mí, la nueva imagen, la que he forjado por culpa de un idiota que le importa un pepino el mundo entero. No pienso quedar como una mentirosa y una perra frente a nadie, es injusto para él, fue el más amable conmigo desde un principio.

Necesito agua, estos últimos dos sucesos me han drenado por completo.

Me adentro a la cafetería en busca de mi calmante, pero cuando entro la escena que veo es peor. No es novedad, pero pasado todo lo que ha pasado pensé que QUIZÁS ya no la volvería a ver jamás.