FAULT [H.S.] MATURE

39-B

—¿Vas a la fiesta de Halloween? —seguí la conversación luego de un momento de silencio.

—¿Por qué iría a un lugar donde todos se disfrazan de mariconadas como Mario Bros o el Conde Drácula?

—Pero a ti te gustan las fiestas, siempre estás en fiestas.

—Sí, pero no me gusta perder el tiempo con disfraces.

—Vamos... ven conmigo, la pasaremos bien —pestañeo repetidas veces en un mínimo intento de convencerlo. Me ve y sonríe de lado mientras sigue comiendo su helado.

—No gracias. Si quieres voy, pero sin disfraz.

—No te dejan entrar sin disfraz.

—Entonces creo que no podré ir —se encoge de hombros y me cruzo de brazos. Es tan terco.

—Bueno, entonces iré con Daniel —cambia completamente su expresión y se amurra. Trato de actuar lo más natural que puedo mientras sigo disfrutando de mi copa hasta que caiga y muerda el anzuelo.

—Está bien, pero no pienso ir de Superman ni ninguna mierda como esa —sonrío ampliamente y trato de contener mi alegría, pero una risita se me escapa y me atrapa—. Eres malvada.

—Ya no puedes dar marcha atrás. Yo voy a tu partido, así que me debes venir a la fiesta.

—Touché linda, touché.

Si me sigue llamando así, no responderé por mis actos.

Cuando él ha terminado su helado, yo aún voy a la mitad del mío y ya no puedo seguir comiendo. Me ayuda a terminar el empalagoso, pero exquisito dulce y le pide a la mesera la cuenta. Cuando llega no me la muestra y comienza a buscar su billetera.

—¿Recuerdas que te dije que quería saber que tan salvaje eras?

—Sí —lo miro con cierta intriga y asiento lentamente.

—Bueno —mira hacia un costado y lo imito, luego me mira—. Corre.

—¿Qué?

—¡Corre!

Se pone rápidamente de pie, toma mi mano y sale lo antes posible del lugar, dejando la cuenta intacta en la mesa.

Mi corazón se acelera a mil por horas y no puedo creer que Harry me haya obligado a huir del local sin pagar. Dos delitos... ¡en un mismo día!

—¡Oigan, ustedes! —un señor bastante grande nos sigue hasta la salida, pero pasa que otra vez es más lento que nosotros y Harry alcanza a poner en marcha su moto y escapar ileso, nuevamente.

No puedo creer lo que ha pasado. Introducirse al Big Ben con la ayuda de alguien que trabaja ahí es una cosa, pero invitarme un helado, no pagarlo y hacer de prófugos es otra completamente distinta.

—¡Harry para! —sigue la marcha a toda velocidad en su moto y me escucha, pero me ignora—. ¡Detente en este instante!

Cuando estoy por soltarme de su cintura para golpear su hombro, se desvía de la calle y frena en la entrada de una casa cualquiera. A penas frena, me bajo más que enrabiada.

—¡¿Cómo se te ocurre hacerme esto?! ¿es que eres idiota? ¡te dije que podían reportarme por algún crimen y tú lo primero que haces es que cometa dos, EL MISMO DÍA!

Se me queda mirando con tranquilidad, afirmando el casco que le acabo de tirar a los pies en un brazo y apoyándose con el otro en el manubrio de la moto.

—¡Eres un desconsiderado! ¡Dios! Cada vez que haces algo lindo y siento que estas interesado de verdad en esto, me sales con la guinda de la torta —hace una mueca y ya no se contiene más. Ríe. No, explota en carcajadas y me enfado mucho más—. ¡Para colmo te ríes!... estás enfermo Styles.