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Harry

Estoy lleno de yanquis y Niall me ha dejado solo, estupendo.

—¿Por qué será que siempre vienes a mi cuando algo te acompleja?

Kendall se sienta a mi lado y acaricia mi muslo mientras bebe un vaso de vodka con un jugo demasiado fragante para mi gusto.

—No vine a ti, vine por los tragos gratis —no la miro, mi cuerpo está demasiado cansado como para moverse, así que dejo que me toque, aunque no me gusta para nada. De todas formas, no saco nada con rechazarla, es tan terca que aun que tuviera tatuado en la frente "aléjate de mí" no lo haría.

—Me gustan tus excusas, son tan vagas que eres trasparente al hecho de que algo quieres. Y bueno, los amigos son para apoyarse, ¿no?

Se hace a un lado, solo para sentarse a horcajadas sobre mí, ahora la veo y sonríe de lado. No voy a negar que Kendall tiene un cuerpo increíble, pero no se compara con Emma: con ella simplemente me estremezco.

—Necesito un trago —me acaricia el pecho y comienza a mover su pelvis contra la mía. Tengo principios, pero estoy demasiado borracho como para no calentarme con el continuo movimiento que hace.

—Puede esperar.

—Kendall —si sigo donde estoy, haré algo que de seguro me arrepentiré y todo por culpa del alcohol.

—Solo relájate —se inclina y comienza a besarme el cuello, pero es inútil, lo único que siento es su pegajoso brillo hacer contacto con mi piel y me desagrada—. Deja de pensar en ella.

—No lo hago.

No me muevo y sigue moviéndose, cierro los ojos un momento, pero no se calla y comienza a molestarme.

—Te has vuelto latoso desde que te juntas con esa guarra —sube hasta detrás de mi oreja y la chupa. Escucho su agitada respiración, pero al momento que ha dicho eso, vuelvo en sí y la alejo.

—¿Cómo le dijiste?

—Aagh —se echa para atrás y se pone a jugar con el cierre de mi chaqueta—. ¿Lo ves? Una lata. Ya olvídalo —vuelve a besarme la cara y baja sus manos hacia mi pantalón.

Corro sus manos de ahí y la hago a un lado lo más rápido posible. Escucho como chilla cuando me paro y me grita a lo lejos, a pesar de lo alta de la música, en el momento que me voy.

—¡Eres un imbécil, Harry! ¡Abre los ojos, no eres material para una puta mojigata!

Creo que de todas las chicas que he conocido, Kendall es lejos la más loca. De todas formas, ya estoy harto de lidiar con esa perra psicópata, estoy hasta los cojones con sus quejas.

Salgo al balcón, donde espero poder tomar un poco de aire fresco fuera de todos estos hippies de mierda, pero afuera está el mismo caos que aquí. Me quito la chaqueta y la dejo por ahí, hace demasiado calor y estoy comenzando a sudar como un cerdo.

De repente todo me calza, algo no está bien: comienzo a sentir ese punzante dolor y descontrol en el cuerpo. Sabía que tarde o temprano pasaría, pero nunca pensé que sería ahora. Busco en mi pantalón alguna de mis pastillas, pero no hay nada. Mi cuerpo se contrae y me inclino para vomitar. Esta vez lo hago, vomito en un macetero que encuentro vacío y la gente a mi alrededor se aleja con repulsión, cosa que resulta ser bastante buena para mi teniendo en cuenta que necesito el espacio y a nadie que me ayude.

Vomito todo el alcohol que he ingerido, pero los inevitables espasmos de mi cuerpo están fuera de mi control. Corro al baño lo más rápido posible y me encierro en él. Es diminuto y temo volverme loco dentro de este cuartucho. Me enjuago la boca y las náuseas vuelven. Tengo que salir de aquí.

Intento abrir la puerta de baño cuando reparo en que mi celular vibra y lleva vibrando por un largo tiempo. Veo el nombre de Emma en la pantalla y mi corazón se detiene. Mis dedos tiritan y mi vista se nubla de apoco, siento que me voy a desmayar y demoro siglos en poder contestar, pero al final logro hacerlo.

—Emma —nadie contesta—. Emma, ¿estás ahí? ¿Qué ocur-

La línea se corta luego de que un sórdido ruido me reventara el tímpano. Me tapo el odio y cierro los ojos fuertemente, me doy cuenta que la llamada terminó y vuelvo a marcar su número. No es difícil encontrarlo, además de Niall y Jean, su número es el único que tengo registrado en mi celular.

Llamo y nada. Vuelvo a llamar y nada de nuevo. Llamo una y otra vez, pero cada llamada es desviada al buzón de voz. Me rindo y prefiero ir por ella yo mismo después de calmarme de los malditos movimientos involuntarios que le dan a mi estúpido cuerpo.

Ya casi no puedo controlar los movimientos de mi cuerpo y se me es imposible salir de la habitación, pero justo en el peor momento la veo. Emma.

Está pegada a la pared con un idiota con el que nunca la había visto antes. Trata de pegar su sucia boca de pervertido en la de ella y la toca sin pudor. Sé que estoy a punto de caer, pero no importa que pase, nadie, NADIE puede tocarla así.

Me acerco a ellos y antes de que le acerque su hocico asqueroso, lo separo de ella de un golpe en la mandíbula. La furia me ayuda a aguantar un poco los espasmos, pero el dolor en mis músculos es aún más intenso. La piel me arde por dentro y por fuera, el aire que respiro raspa contra mi garganta y una gota de sudor que recorre mi espalda me provoca cierto escalofrió en el camino que deja.

—Aléjate de ella.

Pensé que cuando me viera se abalanzaría a mis brazos y que tenerla cerca me ayudarían a calmarme, pensé que estaría feliz y agradecida de verme, pero no fue así. Me toma por sorpresa, efectivamente besa al cerdo pervertido que tenía en frente y deja que la manosee de la forma más degradante. No aguanto más, mi corazón rasguña las cavidades de mi cuerpo rogando por salir y siento que cada una de mis venas está por reventar. Si no me rindo en este instante, seguramente vomitare justo en frente de ellos, así que me voy de allí tan rápido como se me es posible. Me marcho del lugar, tengo rabia y mi pecho se queja por tanto dolor, intento llegar a mi cuarto, pero ni siquiera logro pisar las escaleras de la torre cuando la pesadilla de mi vida vuelve a atacarme luego de tres meses sin ninguno de sus ataques.


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Preparense... las cosas se van a descontrolar ;)

V. xx

FAULT [H.S.] MATUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora