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—Ya ¿Ahora sabes italiano? —le pregunto cruzándome de brazos y sonriendo de lado.

—Ni mierda —se ríe y la forma en que sus labios se encorvan más de un lado que el otro provocan que me tiemblen las piernas.

—Bastante impresionante Styles —asiento y me pongo a examinar el lugar.

Se queda de pie, con ambas manos en los bolsillos del pantalón, me sigue con la mirada hasta que interrumpe sus pensamientos y habla de nuevo.

—Iré por la comida, no me tardo.

—Está bien —baja por las escaleras, dejándome sola en su oficina.

El silencio es absoluto y ahora comprendo porque le gusta tanto este lugar. Lo único que se oye es la canción de Pearl Jam de fondo y mis pasos por la vieja madera. Me doy cuenta de que no me ha preguntado que quería comer, pero mejor que me sorprenda.

Harry es tan reservado, tan misterioso. Siento que todo lo que posee, de alguna forma u otra, guarda algo sobre él, cierto recuerdo del pasado o alguna meta para el futuro. Es pulcro, ordenado, cosa que cualquiera no creería debido a su apariencia de chico malo, y mantiene mucho mejor su oficina que su habitación en Crawford, supongo que las apariencias engañan.

Me acerco a su escritorio. Varios papeles se apilan en él y unos cuantos sobres sin abrir han sido dejados a un costado. Le doy la vuelta y encuentro uno de los sobres cerrados en el cesto de basura y lo recojo. Sé que no debo, pero la curiosidad me carcome. Examino el sobre y en el remitente se escribe Meg Styles. Tiene su mismo apellido, así que deduzco que es un pariente, pero ¿porque la ha botado a la basura?

Muevo el sobre del otro costado para examinarlo bien y justo por donde se abre sale escrito en grandes letras rojas "Hijo, por favor léela", sin embargo, no lo ha hecho y la ha dejado tal cual está.

La carta es de su madre, ¿se llevan mal? Quizás eso explicaría el porqué de su mala actitud. Enserio, mucho de Harry me intriga demasiado. Podría llevarme esta carta, de todos modos, la ha botado y no se dará cuenta de que me la he llevado.

Guardo el sobre en mi chaqueta y sigo examinando la habitación.

Escucho como unos pies suben la escalera y me encuentro con Harry sosteniendo una pequeña mesa plegable. Detrás de él viene Fred con un mantel y una bandeja con la comida.

Harry coloca la mesa justo al centro y toma el mantel que Fred sostiene en su brazo, extendiéndolo sobre la mesa. Desaparece nuevamente por las escaleras mientras Fred acomoda los platos, copas y cubiertos.

—¿Vino, señorita? —pregunta, a lo que niego y asiente con una pequeña reverencia. Sonrío ante el gesto.

Segundos después llega Harry con dos sillas y las coloca frente a ambos platos. Me ofrece el asiento, cosa rara en él, y con una sonrisa se lo agradezco y me siento. Él lo hace después. Me sonríe y luego nota que Fred sigue ahí parado y lo observa detenidamente.

—¡Oh! Perdón —se va hacia las escaleras, pero antes de irse asoma su cabeza— Bon apetite.

Desaparece por completo y me fijo en el plato frente a mí. Ravioles con salsa boloñesa, mi favorito.

—Los ravioles son mi plato favorito ¿cómo supiste? —estaba ensimismada en el plato, que apenas probé acaparó toda mi atención, así que ni me había fijado en que Harry era quien me acompañaba en estos momentos— Están exquisitos.

—No sabía, y tampoco te diré que es mi plato favorito porque no lo es y sonaría como un estúpido chupa medias —todo iba bien hasta eso, tenía que abrir la boca.

FAULT [H.S.] MATUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora