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Emma

Me atoro con el pedazo de ravioli que se me atraviesa en la garganta, pero puedo disimularlo cuando bebo un sorbo de jugo.

—No me lo puedo creer — dice Steven con una amplia sonrisa mientras Harry mantiene el ceño fruncido aun en presencia de su padre—. Harry, felicitaciones —Steven le extiende la mano y la recibe de mala gana—. No sabía que eras chef.

Edmund, el padre de Harry, que al fin dejó de ser un misterio para mí, parece sorprendido.

—¿Se conocen?

—No —dice Harry fríamente.

—Claro que sí, somo viejos amigos de Bristol. Es un placer conocerlo a usted señor Styles, al fin lo conozco. Harry me ha hablado mucho de usted —no me gusta el tono que Steven está usando. A pesar de sonreír en todo momento, siento que más que un halagarlo, intenta molestar a Harry.

—¿Ah sí? —Edmund mira a su hijo con sorpresa—. Bueno ¡El mundo es un pañuelo! ¿No creen?

Alguien lo llama en el momento preciso y se excusa de Steven y de mí, dejándonos a solas con Harry, quien se suelta bruscamente del agarre de Steven y clava la mirada en mis ojos que no se atreven a encontrarse con los de él. Para ser yo quien está enojada, es él a quien se le nota más la rabia.

—Con su permiso, tengo un asunto que atender en la cocina, pero les dejo a Harry para que los ayude con cualquier problema —hace la misma reverencia de antes y se marcha de vuelta a la cocina.

Una vez se ha ido, Steven se cruza de brazos y se burla.

—Así que él es el sucio patán que te abandonó. No me parece tan sucio, ni patán. Digo, te ha dado trabajo, ¿no? ¿Por qué odias tanto al pobre viejo? —veo como Harry echa humo por la nariz y las orejad y luego mira para ambos lados analizando el perímetro, sin embargo, no hace nada.

—¿Necesitan algo más? —se nota que le cuesta preguntar. Ahora ni siquiera me mira, solo mira a Steven de forma desafiante.

Estoy bastante incómoda en esta situación y ninguno de los dos ayuda a apaciguar eso.

—Claro, ¿por qué no nos traes un postre? Y también quiero otro jugo para la señorita y para mí. ¡Oh! y... la comida ya se enfrió, ¿te importaría volver a calentarla? Y si te sobra tiempo hacerla de nuevo.

—Steven —lo reprocho por lo bajo a lo que el ríe.

—Estoy bromeando, solo quiero que lo calientes de nuevo, nada de volver a cocinarlo.

Harry toma aire y aprieta sus nudillos con disimulo, por fin me mira, pero su mirada es fría, completamente vacía. Quizás Kendall tenía razón, se aburrió de mí así nada más y la escogió a ella.

—¿Usted señorita?

—Nada, gracias —asiente como todo un profesional y hace caso omiso a las risas de Steven cuando se lleva su plato.

Una vez se aleja lo fulmino con la mirada.

—¿Por qué has sido tan grosero? —lo reprocho nuevamente y me observa como si no supiera de que estuviera hablando.

—Emma solo bromeo, conozco a Harry de hace años, eso no le molesta, yo creo que le molesta que este aquí contigo.

—Eso no significa que debas "bromear" con él de esa manera, sobre todo con su padre presente —se encoge de hombros dándole poca importancia y comienza a molestarme.

—Perdón, sé que ahí me pase, solo fue una broma que le debía. Lo hice porque me molestó que te hiciera daño, pero no volveré a involucrarme, lo siento —mira sus manos mientras juega con sus dedos y sonrío ahora más calmada por sus palabras. Extiendo mi mano a la suya y la acaricio, a lo que el levanta la vista y sonríe un poco.

FAULT [H.S.] MATUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora