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Termina de hablar con el señor con bigote de la entrada y me lleva al campo.

—Recuerdo que me dijiste que te gustaba montar, quiero mostrarte algo.

Lo miro con ternura, ¿cómo es que aún recuerda aquella conversación que tuvimos semanas atrás?

Me lleva hasta el establo donde un caballo blanco se posa frente a nosotros, es fuerte y de cabello brillante. Harry se acerca a él y acaricia su cabeza, el caballo resopla dando unos cuantos pasos adelante, agradecido por sus caricias.

—Él es Vanilla —lo dice con un marcado acento mientras palmea el lomo del animal— Recuerdo cruzar el país desde Bristol, donde vivía, hasta aquí solo para correr con él.

—Harry, es hermoso —me acerco lentamente para acariciarlo y, aunque sacude su cabeza un poco, me deja acercarme. Lo acaricio y me desconcentro frente tanta belleza.

—Tú eres hermosa —dice y mi vista se desvía a la de él. Sus seductores ojos, clavados en mí, hacen flaquear mis rodillas y su pequeña sonrisa me hace ruborizar— Vamos, puedes montarlo si quieres.

Vuelvo a mirarlo entusiasmada.

—¿De verdad?

—No, te traje a mirar —lo empujo del brazo sin fuerzas y me toma de las manos apegándome a él.

Estoy tan cerca de sus labios que siento que comienzo a respirar menta. Descaradamente me pasa la lengua por los labios y produce que gima y cierre mis ojos de forma automática. Se nota que le gusta verme sufrir, lo transmite con una ladeada sonrisa que no desarma al momento de morder lentamente mi labio inferior, al que luego le regala pequeños besos que no demora en intensificar en mi boca. Me abraza de la cintura y sus manos me acarician, viajan hasta mi culo y los aprieta firmemente, deshaciéndose de la poca distancia que quedaba entre los dos al presionarme contra su pelvis, que se levanta y endurece. Me coloco de puntillas y lo apego a mí de la nuca, acaricio sus rizos y beso sus labios con la misma fuerza que él besa los míos. Comienza a darme besos por el cuello, succiona y chupa provocando que mi pulso se acelere y acaricio su rostro con el mío, pasándolo por su cabello mientras disfruto como se adueña de mi piel.

Voy sintiendo como su cuerpo se calienta, al igual que el mío, y para cuando me apega a la pared, despertamos abruptamente de nuestro trance y nos separarnos debido a los relinchos del caballo.

—Caballo de mierda —lo maldice y río por cómo se pone.

Tomo su mentón entre mi dedo índice y el pulgar, corro su cabeza nuevamente hacia mí y le regalo un último beso que sigue con ganas. Cuando nos despegamos, muerde su labio y besa la punta de mi nariz en un tierno gesto que me sorprende.

—¿Cabalgamos? —pregunto y suspira.

—Por supuesto.

Vuelve a besarme y, a pesar de sus palabras, no me suelta.

—Harry —digo entre risas y muerde mi labio inferior nuevamente, con avidez, pegando su lengua contra la mía.

No tiene intenciones de soltarme y sus besos son cada vez más acalorados. Sigo su ritmo, pero me toma por sorpresa esta vez cuando juguetea con una de sus manos por el borde de mi pantalón. Prendo todos mis sentidos cuando intenta colarse entre mis bragas y, de un respingo, lo echo para atrás.

Trato de ser sutil y me rio nerviosa, pero parece que a Harry eso le agrada.

—¿Qué pasa? —pregunta aun besando mi cuello y formando un camino de besos hacia mi quijada con suavidad.

FAULT [H.S.] MATUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora