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—¿Qué mierda hace esto aquí? —está furioso y no sé qué inventarle para salir de esta.

—N-No sé —tartamudeo un poco, me da miedo como se ha puesto.

—¿Estuviste husmeando en mis cosas? Emma, odio que se metan en mis cosas ¡Sabía que no tenía que traerte aquí! —esta histérico, mueve las manos hacia cualquier dirección y me echo para atrás intentando escapar de sus gritos.

—Estaba en la basura, no husmeé nada ¡Nunca hablas sobre ti! Lo siento si encontré raro que hayas botado esa carta, es de tu madre —hablo un poco nerviosa, pero intento disimularlo.

—Si está en la basura es por algo, ¿no? Lo que está en la basura, es eso, ¡basura! —sus fosas nasales se abren producto de su agitada respiración y aprieta sus manos, rojo por la rabia acumulada en sus venas.

No intento quitarle la carta, es preferible que la lea él, es de parte de su madre, seguro es importante. Además, no quiero meterme en más problemas.

—Pensé que se te había caído por accidente, iba a devolvértela después —miento, pero no estoy para que me trate como una porquería.

—¿Qué es tan importante en mi vida que te interesa saber? ¿Qué es lo que te mueve el culo para hincharme las pelotas? ¡Deja tu maldita actitud impulsiva de querer tener todo bajo control y ganar a tu juicio! ¡Dios! ¡¿Qué mierda querías conseguir?!

No sé si llorar o gritar, cada palabra sin sentido por la rabieta con la que se ha atravesado me dejan con la sangre fría y la piel de gallina. No estoy tratando de molestarlo, solo quiero conocerlo, no entiendo que tiene de malo. El trata hacer lo mismo conmigo, pero no funciona si solo un lado coopera, esto se juega de a dos.

—No sé cuál es la gravedad del asunto. Disculpa por guardar la carta, no pensé que te fuera a afectar tanto —me excuso con rapidez y el sigue moviéndose de aquí para allá.

—Ese el problema, ¡ese es el maldito problema Emma! ¡no piensas! —en un acto de enojo, toma con fuerza la carta y la arruga con ambas manos, después de eso la rompe en mil pedazos, me toma la muñeca y coloca la hoja hecha añicos en la palma de mi mano—. ¿Quieres jugar al maldito Scooby Doo y resolver un misterio? ¡pues ahí tienes!

De todas las veces que hemos discutido siempre son por estupideces, pero nunca me había gritado así, nunca había pasado de ser la persona más linda en el mundo a ser el necio testarudo que tanto me desagrada en un abrir y cerrar de ojos. La forma en la que grita me descoloca, me asusta de sobremanera, pero también me llena de una ira enorme. Mandarlo a la cresta sería poco.

—¿Sabes? No estoy para tus juegos —retiro la mano con brusquedad, alejándome de él—. Deja de ser tan agresivo conmigo —me tiritan los labios al hablar y tengo que mordérmelos para no ser tan obvia, siento un nudo en la garganta por el cambio de humor de este chico.

—¿Agresivo? —ríe para sí mismo mirando al cielo, luego a mi nuevamente—. ¿Qué ahora eres de porcelana? No sabía que te quebraría por gritarte —la forma con que se expresa expele un aire gélido, lúgubre, que se intensifica y me revuelve el estómago cuando se acerca a mi tan furioso. No me muevo del lugar y aguanto con todas mis fuerzas la lágrima que amenaza con correr por mi mejilla— Deja de ser una niña, ¡madura! y mantente alejada de lo que no te incumbe, aunque sea una puta vez en tu vida —le arrojo los picadillos de papel al pecho y me alejo nuevamente de él.

—Eres un idiota. No... ¡más que eso! ¡púdrete Styles! No te vuelvas a acercar a mí —veo a lo lejos como el auto de Daniel se acerca, toca la bocina distrayéndome unos segundos y empiezo a caminar hacia él. Un fuerte agarre en mi brazo me detiene y escucho como su voz se distorsiona.

FAULT [H.S.] MATUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora