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No sé cuánto camino por la academia hasta encontrar un lugar bajo un árbol en donde puedo estar en paz y pensar en lo que ha pasado, pero en el momento en que toco el suelo, sus botas suenan contra el asfalto hasta que el ruido se pierde al contacto con el césped y se posa delante de mí.

—Tenemos que hablar —dice firme y, cuando lo veo, parece nervioso.

—¿De qué?

—De lo que he dicho en clases —se sienta y yo me pongo de pie, recojo mis cosas y me marcho del lugar.

Me sigue a paso apresurado y se posa delante de mí.

—Emma por favor —me detiene tomando mis brazos con delicadez y forcejeo para que me deje ir.

—Harry no quiero hablar contigo, ya me quedo claro que, nuevamente, caí en tu juego y que lo único que disfrutas hacer conmigo es eso, jugar. De hecho ¡gracias por no negar que cuando no estás conmigo te tiras a Kendall o Taylor! ahora sé que me dejas para el final, como el postre, ¡que halago!

—No, eso no es cierto. Emma por favor, déjame explicarte.

—Me usaron como arma en una estúpida discusión, me has mentido una y otra vez y me lo niegas en la cara ¡Dios, Harry eso no se hace! ¡solo déjame fuera de tu mierda! Ya me faltaste el respeto al divulgar cosas que ni siquiera son ciertas frente a todo el salón y te importó un carajo hablar de tus aventuras con otras en mi cara ¡frente a todos!

Mi respiración se agita y comienzo a enojarme más con él. Mientras, él parece complicado y no veo ni un mínimo indicio de enfado en su rostro.

—Lo sé, lo sé, soy un idiota y lo siento. Te juro que no te he mentido y ese imbécil dijo todo eso para hacerme quedar mal, ¡no pueden importarme menos Kendall y Taylor! ¡lo juro!

—¿Les dijiste lo mismo que a mi verdad? Eres un maldito puerco Styles.

—¡No! No me digas Styles, me lo dices cada vez que estás enojada y no quiero que lo estés —mueve sus manos marcando cada gesto con ellos y niega con la cabeza repetidas veces, desparramando más y más su cabello frente a su rostro.

—¡Es porque estoy furiosa contigo! ¡No quiero volver a verte!

—No digas eso, por favor, solo créeme a mí, no a ese idiota —se muerde con tanta fuerza los labios que se emblanquecen y camuflan con la piel. Su mirada triste me enloquece, pero no puedo sentir ni una pizca de lastima por él.

—¡¿Por qué?! ¿Por qué creerte a ti si le sigues el juego a él?

—¡Porque quiere arruinarnos! No dejaré de molestarlo porque odio como te mira y odio que quiera arrebatarte de mí —su voz es fuerte, pero temblorosa. Detesto cuando se pone así, tan vulnerable y diferente a lo que quiere que los demás vean.

—Eso no lo está haciendo él, ¡lo estás haciendo TÚ! —me deshago de su agarre, pero vuelve a pararme, mis intentos por zafarme de él son los mismos que tratar de salir de un laberinto.

—No es cierto, por favor escúchame, lo que dije en clases era solo para sacarlo de quicio.

—¿Y lo que ha dicho él?

—Es una completa mentira —contesta rápido, mirándome a los ojos.

—¿Y qué pasa con lo que le has dicho a Zayn? ¿era para molestarlo también? —se queda callado y traga saliva duramente, sus labios resecos y su apretada mandíbula reflejan el lío en el que se siente—. Ese cuento que no crees en el amor ya lo he escuchado tanto y ya estoy haaarta ¡harta! Cada vez me convenzo más de lo tonta que soy por pensar en que quizás puedas sentir algo por mí, cuando en realidad lo único que te interesa es el placer, el sexo y tener a quien sea bajo tu control —mis ojos comienzan a aguarse y veo como su rostro empalidece, se entristece, pero con todas mis fuerzas no me dejo influir.

FAULT [H.S.] MATUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora