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—¿Qué? No, no quiero ir contigo —me arrastra por el pasillo y no peleo contra el gesto.

—Bueno, saldrás en mi auto y yo simplemente seré tu chofer, ¿te parece?

—No.

—Oye, ¿qué te crees, la reina? Confórmate con el auto o la moto, es lo único que puedo ofrecerte.

Quiero golpearlo por lo necio y descarado, pero por su maldita forma de ser también quiero abrazarlo y comérmelo a besos. ¿Por qué no puede ser así siempre? Lamentablemente hace unos minutos mentía de la forma más horrible y era otra persona en la sala de clases.

—La moto —me observa impresionado y levanta las cejas repetidas veces.

—Que difícil eres... muy salvaje.

Lo empujo del brazo y ríe sobándoselo, fingiendo estar herido.

Drama queen.

Pone los ojos en blanco y sigo tanteándolo, cuando me abraza del abdomen para llevarme corriendo a la moto, en donde me sienta de acompañante.

—Afírmate bien —esta tan cerca de mí que puedo acariciar sus mejillas y el vello incipiente de su barba me provoca cosquillas—, recuerda que soy yo el que decide quién se queda en la moto, linda —habla coqueto, es más, desciende sus manos de mi cintura a mis muslos y los acaricia, pero apenas oigo esas palabras lo empujo del pecho.

—En cuanto me dejes tirada de nuevo, enserio te corto —me vuelve a apegar a él y me calla con un beso, me abraza con firmeza y es el beso más tierno que me ha dado.

—Deja de reclamar, te vas a arrugar —frunce el ceño, pero se está riendo.

Acaricia mi trasero al mismo tiempo que se muerde el labio inferior y me observa de pies a cabeza. Imito su gesto y el incidente anterior se me olvida, por lo menos en este instante.

No estoy segura de donde me lleva, pero se ha dado mil vueltas y ha hecho un par de llamadas, dejándome cada vez más intrigada. El tiempo vuela y para cuando estamos en la ciudad ya ha oscurecido.

Al fin Harry se detiene y estaciona la moto. Durante todo el trayecto me tuvo con los pelos de punta por la velocidad a la que andaba y por el hecho de que aún no se consigue otro casco e insiste en que yo use el suyo.

Cuando se baja me quita el casco, toma mi mano ayudándome a bajar y sin soltármela me encamina hasta que estamos cerca del lugar.

—Compraremos un casco hoy, si no, no te subes a la moto —me observa y sonríe sin mostrar los dientes.

—Está bien, abuela —lo empujo de la cadera y me abrazo de su brazo, aun sin soltarle la mano.

—Hablo enserio.

Ríe y sigue su paso hasta que llegamos a lo que creo que es el Palacio de Westminster. Se me queda mirando.

—Vamos a probar si es verdad que eres lo salvaje suficiente como creo.

—¿A quién quieres matar? —bromeo, pero cierto pavor nace en mi pecho por alguna razón. Él sonríe.

—A muchas personas, pero por principios no lo haré, estas a salvo conmigo.

—No es una respuesta que me deje tranquila, siendo honesta.

—Definitivamente esto te ayudará a relajarte, te tomas todo tan enserio mujer.

Lo sigo por los pasillos del Palacio (que no tengo idea por donde hemos podido entrar y sin problemas) y se adentra a uno que otro cuarto.

—Harry ¿qué quieres a hacer? —me mira y medio sonríe con malicia.

—Quiero hacerte un tour.

No tengo idea que planea, pero verlo así de sigiloso y caminar a hurtadillas provocan que mi curiosidad se mezcle con una tanto de cobardía. Qué vergüenza Emma, ¡vamos!

Mientras seguimos caminando ve un grupo de gente del cual se esconde y me adentra junto a él por una puerta que lleva a un montón de escaleras.

—¿Dónde estamos?

—Ya verás.

Subimos unas cuantas y toca una puerta que está más adelante. Un chico alto con cabellera parecida a la de él, solo que más pelirrojo, abre y parece nervioso.

—Espera aquí —me dice y se acerca al chico.

—Tienes máximo una hora Harry —mira para todos lados como si estuviera siendo vigilado por la mismísima reina—. Si te descubren perderé mi trabajo.

—Max tranquilízate, no te pasará nada —se intercambian un par de cosas y el chico vuelve a entrar una vez que Harry le agradece... cosa rara en él.

Cuando vuelve conmigo se fija en ambos lados de la escalera y al no ver rastros de compañía sigue con su camino.

—¿Quién era él?

—Max, solía trabajar en el restaurante.

Seguimos subiendo y subiendo escaleras hasta que paramos en una habitación. Ni siquiera en las fotos que he buscado en internet había visto ese lugar y comienza a intrigarme en donde estamos.

—Harry —digo tratando de recuperar el aire, a lo que él me extiende una botella con agua—. Gracias —bebo un sorbo y luego continúo cuando se la devuelvo y me imita—. ¿En dónde estamos?

—¿Aun no te has dado cuenta? —niego con la cabeza y me toma la mano ayudándome a ponerme de pie—. Estamos en el Big Ben linda.

¿QUÉ?

—¡¿En el Big Ben?! —me cubre la boca y me apega a su cuerpo, acorralándome en la pared y acercando sus labios a mí.

—Shh, nos pueden oír —habla en un susurro, analizando cada gesto de mi rostro con una sonrisa picarona.

—¿Por qué estamos en el Big Ben?

—Porque he querido traerte —se encoge de hombros y sigue con esa sonrisita sospechosa.

—No sabía que podíamos entrar.

—No podemos... o sea, en teoría sí, pero es un largo proceso para entrar y el tramite me rompe las pelotas con siquiera pensarlo. Max me debía un favor y está arriesgando su pellejo por este paseo, así que por favor no me digas que quieres volver.

Me ruega con la mirada que no me arrepienta y dé marcha atrás. A pesar de que no quiero ni pensar en las consecuencias que podría haber si es que nos atrapan y el miedo que me atormenta por ello, no quiero regresar. No quiero regresar simplemente porque ha hecho todo esto por mí y no todos los días se sube al reloj más famoso del mundo. Después de todo, no creo que se dé la molestia de arriesgarse a que lo encarcelen por "otra más", ¿o sí?

Me acerco a él y lo beso en un arranque de valentía. Lo abrazo con fuerza y acaricio los cabellos que sobresalen del gorro por su nuca, enroscándolos en mis dedos, embriagándome con el aroma a menta fresca que desprende. Me rodea la cadera con sus cálidas manos y me acaricia con tanta ternura, con tanto anhelo, que mi corazón se acelera y mis piernas flaquean. Cuando me separo de él se me queda mirando con sorpresa.

—¿Y eso por qué?

—Porque he querido —levanto una ceja desafiante y sonríe satisfecho, vuelve a besarme con un poco más de intensidad y muerde mi labio, suavizando la sensación al abrazar mi boca con su lengua.

—Continuemos con el tour.

FAULT [H.S.] MATUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora