Victorious (Brendon Urie y tú)

Sororidad

TRIGGER WARNING: VIOLENCIA (ale, toma spoiler xD)

Noto que las manos me tiemblan y Brendon me mira desconcertado. Sólo oigo de una oreja a José hablando y yo estoy con los ojos como platos al horizonte. No puedo articular palabra. Brendon me rodea con un brazo y cuelgo con un temeroso "voy para allá" mientras me tiemblan los labios.

-T/N, ¿qué te pasa? - pregunta mi novio, asustado.

-Yo..-atino a decir antes de empezar a sollozar y  me abraza.

-¿Evie está bien?-pregunta separándose un poco de mí.

-Es Holly, está en el hospital, bueno, José se la está llevando al hospital- logro decir mientras me sorbo los mocos- tengo que ir, ha sido el capullo de Dan. 

-Alquilaré un coche-afirma, mientras teclea en su teléfono- Te llevo.

Le sonrío para agradecerle el gesto y ambos vamos a la habitación para coger nuestras cosas. Allí, aprovecho para cambiarme los shorts a unos vaqueros y mis vans, que combino con el hoodie que llevaba ayer, siempre que me disgusto me pasan dos cosas:me dan ganas de fumar y tengo frío.  Hago la maleta por inercia y con la mente en otra parte. Por mi cabeza pasan sentimientos desde rabia y ganas de encontrar a Dan para pegarle un puñetazo hasta impotencia, por haber dejado estar el tema y no ayudar a mi amiga. 

Cuando mi cabeza se reconecta al mundo, me doy cuenta que estoy en el coche con Brendon, en la autopista directa a Londres. Él conduce y yo estoy absorta mirando la ventana desde el asiento del copiloto. 

-¿En qué hospital dices que está?-Brendon va al cambio de marcha y se da cuenta que por inercia, ha intentado hacerlo en el lado equivocado- putos ingleses y su manía de conducir al revés. 

-En el Saint Thomas, en Westminster-contesto, con la voz algo rota. Cojo mi móvil y coloco la dirección en el GPS y lo dejo detrás del freno de mano. 

-Deja que me sitúe. ¿A cuanto queda de tu barrio?Es mi punto de referencia para Londres.

 -Bueno, vivo en el Soho, así que un cuarto de hora en coche mínimo.

-Vale,al otro lado del Tamésis.- asiente, seguro, mirando la carretera.

Emito un sonido de aprobación y me rasco los ojos, hinchados de haber llorado. 

-Oye Beebo, gracias por venir conmigo.

-No seas tonta, vamos a una. 

Sonrío, aunque no sé si me ve y  seguimos en silencio, hasta que al cabo de dos horas, llegamos a Londres, cuando ya es plenamente de noche. 

Desde las afueras hasta el hospital, a pesar del tráfico, sólo hay media hora, que se me hace eterna. Llamo rápidamente a José para que me diga en qué planta nos podemos encontrar y nos metemos en el parking del Saint Thomas y luego por el ascensor.  Mi corazón me late por los oídos, ¿Cómo puede ser un sentimiento como el amor tan cruel? Pensándolo mejor, no, no es amor. 

El amor de verdad no duele. Ni es complicado. Ni son gritos, ni golpes. El amor es estar cerca de esa persona, amarla, cuidarla y querer su felicidad. El amor es admirar a esa persona, escucharla y sentirte orgulloso y agradecido por tenerla a tu lado. 

El olor inconfundible de hospital me saca de mis pensamientos y las puertas del ascensor se abren. Andamos un corto pasillo hasta la sala de espera y me encuentro a José, vestido de calle y se me hace raro, casi siempre lo he visto con el uniforme. Nos encontramos rápido y me echa una mirada interrogante al ver a Brendon, que viene detrás mío.  Sacudo la cabeza mientras le digo en castellano que ya se lo contaré. Nos saludamos con dos besos en las mejillas y saluda a Brendon con un apretón de manos.