Take me, love me

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Al cabo de un rato empiezo a tiritar y decidimos salir de nuestra locura acuática. Nos quitamos un poco la humedad del cuerpo y nos volvemos  a vestir tranquilamente. Cuando al final conseguimos salir de la arena, Brendon me coge de la mano y andamos así, tal cual, como no lo habíamos hecho nunca. Miro discretamente a nuestras manos y sonrío. Me siento bien.

Hacemos el trayecto hasta el hotel casi corriendo, tenemos suerte que no hay mucha gente por la zona y Brendon no tiene que estar alerta por si le reconocen. Pasamos limpiamente por recepción, a pesar que la mujer que está en el mostrador nos hace una mirada extraña por ir completamente mojados y que mi cabello deja una estela de agua por toda la moqueta de recepción, a  lo que los dos nos empezamos a reír en voz baja del desastre que estamos montando.  Por la adrenalina del momento, decidimos subir andando hasta la habitación. 

Cierro la puerta del cuarto detrás mío, Brendon se lanza a besarme y siento su cuerpo contra el mío, mientras mi espalda toca la puerta. Nos besamos entre una mezcla de excitación y rabia, por no poder haber hecho esto en todas las horas que llevamos juntos. Me coge por las caderas y yo le desabrocho torpemente los botones de la camisa. Al haber subido corriendo,noto que me falta el aliento y lo aparto para toser. 

Brendon me mira fijamente esbozando una sonrisa afectada. Cuando termino, me abalanzo contra él, rodeo mis piernas en su cintura y sus manos, seguras, me cogen del trasero para asegurarme. Tardo bien poco en seguir besando esos labios que me excitan. Él me deja sentada en la cama y con dos dedos de cada mano me empuja suavemente hasta que quedo estirada, salvo por mis piernas, que cuelgan.  Me deshago de mi vestido y veo como él se quita la camiseta y le ayudo con los pantalones, que ya marcan su erección. 

Me incorporo y le quito también la ropa interior, dejando su miembro al descubierto, duro. Lo cojo en mi mano y empiezo a masturbarle, causándole diversos gemidos. Cuando me canso de jugar, meto su miembro en la boca mientras me toca los pechos. 

-Joder, tenía ganas de verte así- dice entre gemidos, con una mano me aguanta la cabeza, que se mueve rítmicamente-como sigas así me voy a correr rápido, para.

Me separo de él y le hago una sonrisa pícara. Me acabo de desnudar y veo que se estira en la cama con la cabeza encima del cojín, el contraluz me deja ver pequeñas gotitas de sudor por sus pectorales. Gateo hasta su lado y empiezo a besarle mientras nos masturbamos mútuamente y paro cuando él desgarra el paquetito plateado para ponerse el preservativo. 

Me pongo encima suyo y dejo que entre lentamente dentro de mí. Cada embestida es una oleada de sensaciones y vamos aumentando el ritmo. Él me coge por las caderas para irme guiando y yo voy tocando el cielo cada vez más haciendo círculos con mi cintura. Ya no puedo disimular los gemidos, que se han convertido en pequeños gritos que salen de mi boca.

Brendon me atrae contra él cogiéndome de la cabeza y me besa entre gruñidos para no hacer tanto ruido, pero sé que él nota que estoy a punto.

-Córrete para mí-me susurra, entre jadeos, frente contra frente.

Y ya en un último esfuerzo, empapada en sudor, le cabalgo un poquito más rápido y noto una oleada de placer paralizante que me tira contra él mientras tengo espasmos. Me besa y noto como acaba dentro de mí. 

Caemos rendidos, el uno al lado del otro en la cama, con una mezcla de sudor y sal del mar. Me concentro en recuperar la respiración mirando al techo pero noto dos ojos marrones que me miran sonriendo.

-¿Qué, novia?- me dice, con una sonrisa afectada.

-Jo-der - llego a decir, aún hiperventilando- ha estado muy bien.

-Eres fantástica- comenta, mientras se gira hacia mí para besarme la mejilla.

-Es tu culpa-digo haciendo un puchero- por ser tan sexy.

Y Brendon se echa a reír.

-Me voy a duchar-añado- estoy pegajosa de tanta sal y sudor-me levanto para entrar al baño.

-Podrías estar pegajosa también de otra cosa-ríe desde la cama.

-¡BRENDON!-chillo indignada, le tiro la toalla y ambos reímos.

Cuando salgo, ya con pijama puesto él ya está dormido, me acomodo a su lado y lentamente me quedo dormida. Ha sido un día muy largo. 

No sé que hora es cuando me despierto y abro un ojo, como me duele por la luz, lo vuelvo a cerrar. Me giro y vuelvo a abrir un ojo, esta vez el otro y veo que el lado de mi cama está vacío, pero oigo un ruido de ducha. Cierro otra vez los ojos, esperando arañar unos minutitos más de sueño. Pero mis esperanzas se acaban cuando noto un olor a desodorante que se acerca cada vez más a mí y unas gotas de agua fría caen encima de mi cara, una a una. 

Ya no tan dormida como hace unos instantes, me giro hacia el origen de las gotas y miro, entrecerrando los ojos. Es mi novio recién salido de la ducha, que está puesto encima mío, con un brazo a cada lado de mí, mirándome. Sonriente.

-Buenos días preciosa- me susurra dulcemente y me da un beso corto en los labios- son las diez.

Hago un puchero mientras me pregunto quién en su sano juicio se levanta un domingo tan temprano.

Brendon sale de mi lado  y yo me incorporo a regañadientes. 

-Nos han traído el desayuno-comenta mientras coge una bandeja con cafés y cruasanes de su mesilla de noche.

Lo pone encima de la cama y lo engullimos bastante rápido. Brendon se va a vestir y cuando termina se pone a esperarme mirando redes sociales. 

Me pongo una camiseta negra de tirantes con unos shorts vaqueros y  sandalias planas negras. Me maquillo con un poco de corrector, máscara de pestañas, eyeliner y un pintalabios natural. Me apetece mirar un rato más por la ventana de la habitación, así que salgo del baño y fijo mi vista al horizonte mientras distraída, me hago una trenza lateral.

Con las manos ocupadas, noto que me abraza por detrás y me da un beso suave en la parte del cuello que tengo libre y me estremezco.

-Bonito paisaje, ¿eh?

-Por cierto Beebo-comento lánguida.

-¿MMM?

Me giro y le rodeo el cuello con los brazos.

-Que yo también te quiero. - susurro, sonriente y con mariposas en el estómago.

Él sonríe de oreja a oreja y me besa profundamente, de esos besos que te quitan el sentido.

El resto del día nos lo pasamos visitando la ciudad. Brendon se pone una gorra en los sitios que hay más gente pero no nos libramos de las miradas. 

Andamos mucho por el Royal Pavilion, Preston Manor... Y nos hacemos fotos juntos. Muchas. Debo ir con una sonrisa que me debe iluminar la cara, todo es perfecto, mucho mejor de lo que imaginaba. Y Holly no tenía razón. Él no se avergüenza de mí en público. 

Acabamos comiendo un algodón de azúcar mientras atardece al lado de la noria del Brighton Pier, después de haber subido a ver las vistas, cuando pienso en mirar mi móvil. 

Y veo 5 llamadas perdidas de José. Algo pasa.

Preocupada por mi gata, le llamo y al tercer tono me responde.

-José, ¿qué le pasa a Evie?- me doy cuenta que sueno muy asustada, más de lo que quiero parecer.

-No, T/N, no es Evie. Es Holly.



Victorious (Brendon Urie y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora