Capítulo 12.

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NARRANDO LEDRA.

Termino haciéndolo, él arranca, al principio me asusta pero tras varios minutos me siento bien, me siento libre. Llegamos al Macdonal's, baja de la moto y me mira mientras me quito el casco.

— Te ayudo. —Me murmura.

— No, puedo sola. —Digo y ríe.

— Como quieras.

Bajo de la moto, caminamos hacía dentro, ambos pedimos lo que queremos comer aunque él lo pide para llevar, no es lo que habíamos hablado.

— Quiero comer aquí ¿Dónde vas? —Pregunto alzando la ceja.

— Fuera —Sonríe— es mejor comer al aire libre niña.

— ¿Cuánto ha costado? Quiero pagártelo. —Empieza a reír.

— Ni de broma, si digo que pago yo pago yo.

— Te lo pagaré. —Insisto.

— He dicho que no, no seas además de terca pesada. —Insiste él también.

Frunzo el ceño, él sale fuera y no me queda más remedio que ir detrás de él, se sienta en el césped y lo observo.

— ¿Qué pasa? ¿La niña fresa no es capaz de sentarse en el césped? —Me pregunta en un tono bastante burlón.

— No me llames así, gilipollas. —Digo molesta.

— Va, siéntate.

— Llevo falda, no voy a sentarme en el césped.

Resopla, se quita la cazadora y la coloca en el césped, lo miro riendo, es demasiado idiota.

— Ahora si. —Sonríe.

— Esto no es una cita. —Advierto.

— Más lo dices, más demuestras lo contrario.

— Deja de soñar despierto. —Alzo la ceja.

— Disculpe guapa. —Le miro.

Ambos comemos, él se mancha de ketchup, lo miro sin poder evitar reír ¿Cómo puede ser tan torpe?

— ¿Te estás riendo de mi? —Pregunto.

— No. —Me rio.

— Te estás riendo de mi —Dice pareciendo ofendido.

— Que no —Vuelvo a reír.

— Deberé reírme yo de ti. —Dice con su sexy voz ronca en una media sonrisa.

— ¿Y por qué? No te he dado motivos.

— Ya los doy yo.

Me mancha de ketchup, lo miro furiosa pero después empiezo a reír, él también ríe, no se porque pero en este instante ha dejado de parecerme un gilipollas.

— Como vuelvas a hacer algo así —Me frena.

— ¿Qué? ¿Qué me harás niña mandona? —Pregunta riendo.

— Darte otra patada. —Respondo.

— No, tu pierna no se lleva bien con mi entrepierna. —Me hace reír a carcajadas.

— Cierto, creo que se odian.

— Una lástima —Lo empujo.

— Cerdo. —Se ríe.

— Hey, yo no he dicho nada, tú has pensado mal —Alza la ceja— ¿Acaso eres una más pensada? A saber lo que piensa esa cabecita de niña fresa.

— Deja de llamarme así —Vuelvo a empujarle.

— Esto ya es agresión. —Dice intentando parecer dolido.

— Aún no te he hecho saber que es agresión.

— Oh, házmelo saber. —Dice pícaro.

— Asqueroso.

Agacha la cabeza, puedo ver cómo sonríe de una manera realmente bonita, quizás todas sus risas han sido fingidas menos esta.

— Deberé empezar a comprar jabón. —Suspiro.

— Bien, así puedo meterlo en tu boca para que me dejes. —Niega.

— Encima que me insultas quieres hacerme tragar el jabón —Me rio—  ¿Te he hecho algo en otra vida? —Pregunta.

— Creo que si, aunque recordaría la cara de feo que tienes.

Pone la mano en su boca haciéndose el ofendido, me empuja y le saco la lengua. Seguimos comiendo, de repente vuelve a mancharme de ketchup, con el dedo me mancha en la nariz y yo le mancho a él.

— Abusona.

— Idiota. —Me rio.

— Te enseñaría a conducir la moto pero eres una niña fresa. —Dice y muerde su labio.

— Al final vas a hacer que mi pierna izquierda conozca tus testiculos. —amenazo.

— Ahora me amenazas.

— Ag, deja de ser tan insoportable.

— Tú eres irritante —Le miro con el ceño fruncido— ¿Qué? Es verdad. —Se ríe.

— Me caes mal. —Le digo.

— Eso para una primera cita no está bonito.

— ¡Qué no es una cita! —Exclamo sin poder evitar reír.

— Vale, vale, sigue negándolo.

No puedo dejar de reír,  creo que es uno de los momentos que más me he reído en toda mi vida.

— Como vuelvas a decírmelo verás. —Advierto.

— Voy a temblar del susto. —Se burla.

Me levanto para tirar la basura, él me sigue observando, la tiro y lo miro.

—  ¿Nos vamos? —Pregunto.

—  Vaya, ya quieres abandonar la cita.

— Dios ¡Idiota! —Digo nerviosa.

— Cita de amigos, tú eres la que piensa lo contrario. —Ríe.

— Tendrás morro.

— Tengo unos morros preciosos. —Los saca.

— Si claro. —Digo con ironía.

Se levanta, se acerca a mi y pone el dedo en sus labios.

— Míralos. —Niego con la cabeza.

— Vámonos, mis padres se preocuparán.

— Estarás protegida. —Me rio.

— Vale héroe de pacotilla. —Frunce el ceño.

—  ¿Qué me has llamado? —Pregunta frunciendo el ceño.

— Héroe de pacotilla ¿Te lo deletreo? —Respondo burlándome.

— Ahora verás mandona.

— Uy que miedo —Me burlo nuevamente— ¿Qué piensas hacer? —Pregunto.

Me agarra de la cintura, hace que caiga al césped, empieza a hacerme cosquillas, pataleo, grito y golpeo sus brazos entre risas, él también ríe burlándose de mi.

— M..me ri..rindo. —Digo a carcajadas.

Se detiene, ambos nos miramos los ojos, él me aparta el pelo de la cara y sonríe, segundos después deja de hacerlo para mirarme de una manera excesivamente sexy.

—Yo también me rindo —Murmura— sería de locos no hacerlo. —Mira mis labios.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora