Capítulo 100.

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NARRANDO LEDRA.

Levanta a Jesús con ayuda de Raúl, lo tumba en la cama y cojo el botiquín para curarle, quiero estar lo más lejos posible de Dani.

— Cuñado en vaya líos te metes.

— Y que lo digas —Ríe.

— Alicia te esta preparando algo delicioso para comer, debes estar hambriento.

— Lo estoy y muy sediento.

— ¿Ledra podemos hablar? —Pregunta Dani.

— Tráele agua a tu hermano. —Respondo fría.

Se marcha, Jesús alza la ceja y toca mi rostro.

— ¿Qué pasa?

— ¿No lo ves? Lo van a descubrir por su terquedad.

— No debió venir, tienes toda la razón.

— Lo encerré pero me la jugó para dejarme encerrada a mi y escaparse.

— Es un loco. —Resopla.

— También me gritó, sentí algo horrible cuando lo hizo, no fue miedo fue algo muy horrible.

— Te gritaría porque estaría nervioso.

— No me importa, lo hizo y hoy lo ha vuelto a hacer, me ha exigido que vuelva a París.

— Después de todo no podéis separaros por un par de gritos —Le miro— No intento justificarle y mucho menos quitarle gravedad al asunto pero Ledra, mi hermano te adora.

Entra Dani con una cerveza, Jesús ríe y estira la mano para cogerla.

— Tú sí que sabes.

— Que bruto, lleva desde ayer si tomar agua y tú le traes una cerveza.

— Para celebrar. —Dice él.

Soplo, sigo curando el rostro de Jesús mientras ellos dos hablan y ríen.

— ¿Cómo podéis estar así? Te recuerdo que tú no deberías estar aquí porque para todos estás muerto.

— Estoy celebrando que mi hermano está bien.

— Pues deberías pensar como salir de aquí sin que te vean, porque os recuerdo que ya saben de este apartamento y si vienen por aquí verán a Dani.

— Tiene razón, debes irte.

— ¿Irme? No te dejaré solo.

— Esta bien, pero tú estás en peligro. —Le digo.

— Hazle caso a Ledra, quiere lo mejor para ti.

— Si me voy tú también vienes —Le dice—sal de esta mierda.

—Lo tenía pensado pero me pasó esto.

Guardo todo en el botiquín, no quiero seguir escuchando nada de lo que están hablando, ayudo a Alicia a terminarlo todo, lleva la comida a Jesús, yo me siento en la mesa y me sirvo una copa.

— ¿No eres muy pequeña? —Bromea Dani.

— No.

— Mandona —Se sienta a mi lado— lo siento.

— Que lo sientas no me sirve.

— Necesitaba salvar a mi hermano.

— Has venido para nada, Raúl lo ha salvado, como te dije.

— Joder con Raúl ¿Qué es ahora Raúl un Dios?

— Es quien ha salvado a tu hermano y deberías agradecérselo.

— O tú.

— Es tú hermano, no el mío.

Suspira frunciendo el ceño, se sirve una copa, yo muevo el vaso y le doy varios sorbos.

— Tienes celos sin motivo.

— No son celos, me molesta que lo tengas en un especie de altar.

— Eres un exagerado Dani.

— Confiabas más en él que en mi. —Suspiro.

— Te equivocas Dani, lo único que no quería era que te matarán por hacer alguna estupidez.

— Sabía bien lo que tenía que hacer.

— Entrar matando gente, como el puto impulsivo que eres.

— Pues si, matar a quienes han secuestrado a mi hermano, a mi única familia.

— Ibas a suicidarte.

— Iba a salvar a mi hermano.

— Sin pensar en mi —Me mira— en lo que yo sentiría si vuelvo a verte herido o si vuelven a decirme que has muerto, no pensaste en el daño que me harías.

— No Ledra, pensé en mi hermano, no podía pensar en nadie más.

— Como siempre.

— ¿Qué quieres decir con eso? —Pregunta.

— No quiero seguir hablando, vamos a discutir.

— Te grité y créeme que me arrepiento.

— Dos veces.

— Estaba furioso y lo pagué contigo.

— No es excusa para gritarme.

— Perdóname. —Suplica agarrando mi mano.

— Tenemos que pensar como vas a salir de aquí sin que te vean.

— No quiero irme hasta que mi hermano no salga de esto.

— Quieres que te descubran.

— No.

— Es lo que estoy viendo, sabes que te reconocerán y te empeñas en seguir aquí, ya sé, cómo Ezequiel está vivo quieres seguir vendiendo.

— ¡No! —Exclama.

— Solo piensas en ti Dani, solamente en ti.

— Pienso en mi hermano.

— ¿¡Y yo qué?! Jesús ha aprendido la lección y te aseguro que dejará todo, pero tú quieres volver a entrar por tu avaricia, por querer más y más dinero ¿Se te está acabando el qué tenías? Ya entiendo.

—  Ledra.

— Quiero que estes a salvo Dani, quedándote aquí no tardarán ni dos días en saber que estás vivo y todos tus enemigos vendrán a por ti ¡Y a por tu hermano!

— Lo sé.

— Lo sabes pero no quieres irte.

— Entiéndeme.

—  ¿Qué te entienda? Me pides que entienda algo sin sentido, finges tu muerte, me haces daño haciéndolo y ahora te quedas aquí, no habrán servido de nada mis lágrimas y tampoco servirá de nada que hayas fingido tu muerte.

— Debo sacar a mi hermano de este mundo para salir yo, ambos entramos juntos y quiero que salgamos juntos.

— Yo no quiero seguir en este mundo lleno de muertes, drogas, secuestros, disparos
—Niego— es demasiado para mi.

Agacha la cabeza, dejo el vaso en la mesa dando un fuerte golpe y suspiro.

— Ledra —Suspira— no podemos seguir así, no dejamos de pelear.

— Pues no, no podemos seguir así, pero todo es por tu puta terquedad.

— Ledra..

— Siempre que intentamos ser felices no lo logramos.

— Lo sé y lo siento.

— Esto no funciona Dani. —Hace una mueca con los labios.

—  No funcionamos.

— Quizás deberíamos dejarlo. —Digo con la mirada en el suelo.

— Quizás. —Susurra.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora