Capítulo 53.

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NARRANDO LEDRA.

Nos marchamos, sigo agarrada a su cintura mientras él no aumenta ni disminuye la velocidad. Finalmente llegamos a un hotel, me ayuda a bajarme de la moto, entramos y subimos directamente.

— ¿Vives aquí?

— Tengo que empezar a buscar piso pero no tengo casi tiempo. —Toca su nuca.

— Esta un poco desordenado —Ríe.

— El típico desastre de chicos —Me hace reír—No sabia bien que ponerme para conocer a tus padres.

— Veo que la ropa es nueva.

— Si —Agarra mi cintura.

— A mí me gustas tal y como eres, con tu camiseta blanca, tú chaqueta de cuero y tus gafas de sol. —Sonríe.

— Tenía que aparentar ser un fresa.

— Deben aceptarte tal y como eres, porque así eres maravilloso.

— He pasado de gilipollas a maravilloso —Alza la ceja— Debo sentirme especial.

— Sigues siendo gilipollas.

— Y tú sigues siendo una mandona. —Toca mis labios.

Besa mi nariz, eso me hace reír, le hago la cobra varias veces, él me da besos por toda la cara hasta conseguir besarme en los labios.

— Creo que te he metido en problemas. —Digo triste.

— Tranquila, no me importa.

— Mi madre hará que te detengan y no quiero.

— Mi hermosa niña fresa —Dice tocándome el pelo— te quiero, no me importan las consecuencias, estoy cansado de intentar alejarte de mi por lo que puedan decir, eres lo único que me hace feliz —Sonrío— aunque seas una mandona, gritona, enfadona, fea e irritante niña loca.

— Te vas a ganar una bofetada. —Advierto.

— ¿Ya no me pegas patadas? —Pone cara de pillín— ¿Eh? —Me río— Ya no te conviene dejarme sin descendencia.

— Pero serás guarro. —Lo empujo.

— ¿Si? —Me sube encima de él.

— Déjame —Me rio.

— Fea.

— Gilipollas.

Me tumba en la cama, besa mi cuello hasta bajar suavemente por mis pechos, despacio me quita el vestido  para volver a besarme, inclino la cabeza hacía arriba al mismo tiempo que mi cuerpo se estremece, muerdo mi labio al sentir como me acaricia, como me besa. No me importa nada más, solamente él y su animal forma de quererme, de volverme loca, de consumirme por completo. Le quito la camisa, acaricio su musculoso torso y disfruto de las maravillosas vistas mientras él me mira riendo, termina dejándome desnuda haciendo que sus manos me cubran por completo, él se mantiene encima de mí besando cada centímetro de mi piel, haciendo que cada parte de mi se erice. Él también se queda desnudo, mis manos lo acarician por completo, se detiene unos minutos para ponerse el preservativo y entra en mí, clavo las uñas en su espalda, cierro los ojos por causa de la presión, me duele pero no como la primera vez, aumenta la velocidad haciéndome sentir algo que no sentí la primera vez, algo difícil de describir, sigue moviéndose, mis gemidos empiezan a ser más altos, los suyos se ahogan en mi cuello a la vez que sus labios. Pone las manos en mi pelo agarrándolo sin hacerme daño, abro los ojos, él me observa y sonríe, creo que es lo más hermoso que he visto en toda mi vida, sigo dejándome llevar por sus imparables besos, gimo más alto cuando siento que es mucho más duro, rodeo su cintura con mis piernas, muerdo su labio con fuerza, él sonríe en mis labios.

Finalmente acabamos llegando al orgasmo que nos empuja a ambos al clímax, no he sentido tanto dolor, ha sido una mezcla de dolor y placer. Me quedo acurrucada en su pecho, él acaricia mis hombros y besa mi cabeza.

— Eres un vicioso.

— ¿Yo? Pero si has sido tú. -Reímos.

— Mentiroso. —Le miro— Gilipollas.

— Déjame ver esa boquita tan grosera. —Niego.

— No —Me rio.

— Si —Agarro mis brazos.

— Para —Muerde mi cuello.

— Y tu madre diciendo que solamente te quiero para esto —Alzo la ceja.

— ¿Me quieres para algo más? —Pregunto y Besa mi hombro.

— No lo dudes —Sonríe.

Me levanto, recojo mi largo pelo y me pongo su camisa, él me observa desde la cama, pone los brazos en su cabeza, es tan putamente sexy.

—Oye.

— ¿Qué?

— No sé si preguntarlo.

— Pregunta.

— ¿Por qué has hablado de tu pasado así?

Veo como la sonrisa que luce desparece, quedándose así totalmente serio, se pone los boxers y camina hasta el baño.

— Dani.

— No es un tema del que me guste hablar. —Murmura.

— Quiero conocerte.

—  Ya me conoces Ledra, no quieras conocer todo mi pasado.

— Eres mi pareja, necesito saber porque siento que tienes un vacío enorme dentro de ti.

— Porque lo tengo, porque mi vida no ha sido color de rosas nunca.

— Ahora estoy contigo —Me acerco y lo rodeo con mis brazos.

— Me da vergüenza que conozcas mi pasado, tú eres tan diez y yo tan cero.

— Oh Dani, yo nunca me avergonzaré de quererte por tu pasado, por lo que hayas que tenido que pasar para salir adelante.

Veo como sus ojos se llenan de lágrimas, no es la primera vez que lo veo llorar pero me sorprende como si lo fuera, él es tan frío , aparenta ser tan fuerte que verlo llorar aun me impacta, pero todos somos seres humanos, todos lloramos alguna vez por muy implacables que seamos.

— Antes de ti esto no tenía sentido, solamente quería seguir con el negocio para destruirme, para acabar con todo esto algún día, no me importaba que me tirotearan, no me importaba enfrentarme a los narcos más peligrosos pero ahora —Me acaricia— Quiero cambiar, quiero hacerlo por ti.

— Mi chico malo —Murmuro dulce— Siempre supe que en el fondo solo eras un corazón herido, una persona destruida que solamente necesitaba amor.

De repente se pone de rodillas, le miro, sus ojos siguen llenos de lágrimas, me agacho y acaricio su rostro.

— Dani. —Levanto su cabeza.

— No quiero hacerte daño, se que algún día lo haré y te irás.

— Cuéntame porque estás así, que es lo que tienes dentro que te destroza tanto y te hace ser así —Niega y me abraza.

— Llegaste para cambiarlo todo.

Limpio sus lágrimas, se que no quiere hablar sobre su pasado, que le duele hacerlo y eso también me duele a mi. No quiero seguir haciéndole daño, vuelve a la cama, yo pido algo para picar y me tumbo a su lado, se gira, me abraza con fuerza aferrándose a mi cuerpo mientras siento su respiración en mi cuello.

— Eres mi ángel. —Susurra con la voz rota.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora