Capítulo 19.

15.2K 683 11
                                    

NARRANDO DANIEL.

Poco después me levanto, evitando así quedarme dormido, soy demasiado desconfiado e incluso me da miedo dormir a veces, me pasaron demasiadas cosas en aquel orfanato, era un infierno e incluso a veces no duermo.

Cuando todos se acuestan yo salgo para tomar agua, Jesús también aparece de repente.

— ¿Tú tampoco puedes dormir? —Me pregunta Jesús apareciendo de repente.

— No — Respondo y bebo agua.

— A mi me pasa igual. —Suspira.

— Hemos tenido una vida de mierda hermano. —Digo serio.

— Cierto.

— Sé me hace tan difícil dormir sin pensar que alguien entrará para intentar robarnos.

— Aún lo recuerdas. —Me dice bajando el tono de voz.

— No dejaron de hacerlo hasta los diez años, cuando al fin les plantamos cara. —Le digo.

— Tuvimos que madurar y aprender a defendernos demasiado pronto, demasiado rápido.

Ambos bebemos agua, comemos algo y finalmente volvemos a la cama, yo consigo dormirme cuando amanece, no tardaré mucho en despertar.

NARRANDO LEDRA.

Despierto, son las seis y media de la mañana, me doy un baño, plancho el uniforme y me visto, vuelvo a pelear con mis hermanos por el baño y desayuno, parecerá un día normal pero yo me siento distinta, diferente.

— ¿Todo bien? —Pregunta mi padre.

— Muy bien —Respondo sonriendo.

— Tienes algo distinto en los ojos. —Me dice tocando mi mejilla.

— Serán legañas. —Bromeo.

— Si claro —Me rio.

— Bruja, coge tu mochila. —Dice Lorenzo, mi hermano.

— Idiota no hace falta que tú me lo digas.

— Hoy estamos puntuales.

— Es lo más extraño de hoy. —Ríen haciéndome reír a mi también.

— Cállate —Dice Matías, mi otro hermano y lo empujo.

Llegamos al instituto, mi padre me da un beso y me da dinero.

— No lo gastes en tonterías. —Me advierte.

— No —Sonrío— ¿Hoy saldrás tarde?

— Si, creo que casi a la misma hora que tú madre, tus hermanos se irán con tu tía —Asiento con la cabeza.

— Vale papá, nos vemos luego.

Salgo del coche, Alícia me espera, cuando me ve se ríe de una manera rara, con una cara demasiado pícara.

— Puedes decirlo —Digo agarrando mi mochila.

— ¿Qué hiciste con el chico malo? —Pregunta Alícia.

— Nada, lo tranquilicé y me marché.

— ¿Y por qué te obedeció a ti y a los demás no?

— Pues eso te lo tiene que responder él, no yo. —Me río.

— Es todo demasiado raro ¿Me ocultas algo? —Pregunta alzando la ceja.

— No, pesada. —Camino riendo.

NARRANDO DANIEL.

Salgo con la moto, Jesús viene conmigo, ambos vamos a hablar con Ezequiel el cual quiere hablar con ambos, cuando llegamos él nos espera con muchísimas bolsas, mercancía nueva, según él.

— No tengo todo el día. —Digo muy serio.

— Nos acaba de llegar. —Dice él.

— ¿Y cómo sabemos qué esta buena? —Pregunto desconfiado.

— Podéis probarla.

— Escúchame —Digo acercándome— que vendamos esa mierda no significa que la probemos, ni que seamos drogadictos.

— Nunca sabes quien vende tu mierda, hay demasiadas clases de narcos. —Dice Ezequiel.

— Pues si no lo sabes no lo insinúes. —Alza la cejas.

— Dicen que ayer os tirotearon.

— ¿Fuiste tú? —Me levanto furioso.

— Que lo sepa no quiere decir que haya sido yo —Frunzo el ceño—- los narcos hablan.

— Dime el nombre del hijo de puta que dio la orden. —Exijo.

— No puedo, pero puedo defenderos. —Dice él.

— No confío en nadie que no sea mi hermano, no necesito la protección de cuatro idiotas mandados por ti.

— Me sorprende los huevos que tienes chaval, me gusta.

— Cuando entras en esta mierda tienes dos opciones, aprendes a defenderte y a tener cojones o mueres, yo aprendo rápido.

— A veces los valientes caen los primeros. —Dice.

— Si no has caído tú, tampoco caeré yo.

Sonríe, yo le devuelvo la sonrisa, miramos la mercancía e incluso la probamos con sus guardias, con los que también compran, claro. Finalmente le damos la mitad del dinero y nos marchamos, Jesús me mira riendo.

— Te admiro, has conseguido sacarle algo puro por la mitad. —Me dice Jesús.

— Nunca subestimes a tu hermano —Ríe— y menos si es más malo que tú.

— Nunca lo haré —Chocamos nuestras manos.

— ¿Te llevo? —Pregunto.

Mira a unas chicas que lo saludan, muerde su labio y niega con la cabeza.

— Me quedo con nuestros colegas.

— Ya, con nuestros colegas —Reímos.

Miro mi reloj, es casi la hora de salida del instituto de niños fresa,  me subo a la moto, me pongo el casco y voy hacía allí, espero en la puerta hasta que suena el timbre, me pongo las gafas de sol, saco un cigarro y le doy caladas.

— Hola guapo. —Me dice una chica morena.

— Hola —Me rio.

— ¿Necesitas compañía? —Me pregunta.

— Bueno —Me encojo de hombros.

— Mi nombre es Carol.

— Encantado Carol, yo soy Dani. —Digo sin mirarla.

Acaricia mi hombro, empiezo a reír y la miro.

— Si necesitas compañía yo soy la mejor.

— !Hey! —Grito.

Ledra se gira, me mira sonriendo y le guiño un ojo.

— ¿Subes o tengo qué besarte para qué lo hagas? — Le pregunto y muerdo mi labio..

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora