Capítulo 37.

13.9K 640 18
                                    

NARRANDO LEDRA.

La piel se me pone de gallina, le miro rápidamente, él luce una de sus malditas sonrisas irresistibles, me roba un beso y muerde su labio.

— ¿Me quieres? —Pasa mis brazos por alrededor de su cuello.

— Eso he dicho. —Susurra.

— El malote se vuelve dulce, uy, uy.

— ¿A la mandona le gusta?  —Pregunta con una voz bastante graciosa.

— Mm, quizás. —Respondo mordiendo su labio.

— Entonces seré un malote dulce solamente contigo. —Sonrío.

— Me seguirás pareciendo un gilipollas.

— Y tú a mi una niña fresa, terca, fea, mandona, gritona, enfadona e irritante. —Río.

— Oye, no te pases. —Lo empujo— Y aparta tu mano.

— ¿O qué?

— O te abofeteo. —Alza la ceja.

Agarra mi rostro, se acerca a mis labios y me da un mordisco, grito, él empieza a reír.

— ¿Te ha dolido? —Pregunta.

— Si —Digo triste.

Pongo la mano en mi rostro, me aparto, él empieza a preocuparse bastante.

— ¿Te he hecho daño? —Noto en su voz la preocupación.

— Eres un idiota.

— Perdóname —Le miro.

— Gilipollas —Me rio a carcajadas.

— Pero que maldad —Se ríe— Ven aquí.

Niego con la cabeza, salgo corriendo, él consigue atraparme y tirarme al césped, agarra mis manos colocándolas en forma de cruz, su cuerpo se tumba encima del mío, eso hace que me ponga muy nerviosa.

— ¿A qué se deben tantos nervios? —Su mirada es sexy y penetrante.

— ¿Nerviosa yo? No estoy nerviosa.

— Te pones muy nerviosa cuando te toco —Se ríe.

— Ay, déjame. —Reímos.

NARRANDO JESÚS.

Voy a hablar con Raúl para que deje en paz a mi hermano, lo hace o le vuelo la cabeza en este instante.

— Has tenido cojones.

— No me das miedo, deja los aires de chulo.

— Tú hermano se ha tirado a mi hermana y voy a matarle. —advierte.

— ¿Sabes qué puedo volarte la cabeza con solo un movimiento?

— Te matarán después.

— ¿Crees qué me importa mi miserable vida? Por supuesto que no pedazo de gilipollas. —Me río:

— Tú hermano me ha traicionado.

— Tu hermana no es ninguna santa Raúl, ambos sabemos que no es la primera vez que se mete entre las piernas a uno de tus colegas. —Alza la ceja.

— Nunca pensé que Dani me traicionaría.

— ¿Pensabas qué mi hermano sería leal a ti? Raúl, no seas idiota, ambos sabemos que mi hermano no el da la confianza a nadie, él es demasiado desconfiado y se la han jugado tantas veces que no volverá a permitir que lo hagan. Nunca te habría sido leal, su única lealtad la tengo yo solamente porque somos hermanos.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora