Nuestro amor es animal.

Capítulo 80.

NARRANDO LEDRA.

Empiezo a llorar, sin más, siento una fuerte presión en el pecho que le deja varios segundos sin respiración.

— Dani no pienso prometerte nada, me esta preocupando y en ningún momento me has dicho que la felicidad la tendría contigo.

— No puedo p..prometerte que será conmigo —Lo escucho extraño— pero quiero que me prometas que tú si lo serás.

— Dani dime qué está pasando.

— Prométemelo, j..joder.

Trago saliva, miro a mi alrededor, inclino la cabeza hacía arriba bastante triste y muerdo mi labio.

— Te lo prometo.

De repente la llamada se corta, vuelvo a llamar pero no responde, empiezo a ponerme muy nerviosa.

— Pronto podremos entrar a verle.

— Si —Digo con la mirada ida.

— ¿Pasa algo?

— Daniel me ha llamado, estaba muy extraño Alicia, me ha dicho cosas que sonaban a despedida —Digo entre lágrimas— Me preocupa no volver a verle.

— Tranquila —Me abraza— todo estará bien, sabes cómo es Dani, tiene cambios de humor, seguro que este es uno de ellos.

— Ojalá. —Pongo las manos en mi cabeza.

Nos sentamos, ella me trae un café, de repente el café se me cae de las manos cuando veo a Raúl lleno de sangre, él está histérico, gritándole a todas las enfermeras.

— ¿Raúl?

— Ledra —Niego con la cabeza

— Dime que no es lo que estoy pensando —Se queda callado— ¡Dímelo!

— No pude hacer nada, él se volvió loco intentando matar a Ezequiel.

— Dime que solo ha sido un rasguño.

— No puedo decirte algo que no es cierto.

— Entonces la despedida —Digo rompiendo en llanto— ¿Era por esto?

— Si -Agacha la cabeza- estaba sin fuerzas, las sacó de donde no las tenía para llamarte y hablarte como si no se estuviera desangrando.

Salgo corriendo, Alicia viene detrás de mi, busco una enfermera que pueda decirme cómo está Dani.

— Daniel Oviedo está siendo intervenido, debe tener paciencia.

— ¡No puedo tener paciencia! —Le grito.

— Ledra por favor, así no solucionarás nada.

Me siento en la sala de espera, no puedo dejar de llorar, siento un intenso dolor en el pecho que me arde, siento como me quema, creo que no he sentido este dolor en toda mi vida.

— Me dejó un recado para ti.

— ¿No me lo dijo todo por teléfono?

— No, se desmayó poco después de que tú le prometieras que serías feliz.

— ¿Y qué te dijo?

— Que tienes que huir, irte lejos con tu familia.

—  No pienso irme y dejarle.

— Creemos que ha matado a Ezequiel.

— ¿Dani?  —Pregunto en un tono de sorpresa.

— Le disparó en el pecho sin pestañear —Trago saliva.

Pongo las manos en mi rostro, Raúl pone su mano en mi cabeza y suspiro.

— Gracias por no dejarle solo.

— Es mi colega, no lo dejaría solo.

— Debo entrar a ver a Jesús. —Anuncia Alicia.

— No le digas nada —Niega— se volvería loco.

— No le diré nada —Besa mi cabeza.

Se marcha, me quedo sentada durante horas sin moverme, las horas pasan muy lentas, no hago otra cosa que miran el horrible reloj, escuchando el irritante sonido de las agujas.

— Por favor Dani —Murmuro— no me hagas esto.

NARRANDO ALICIA.

Entro en la habitación donde está Jesús, él está despierto, me acerco y le abrazo, se queda un poco pero seguidamente ríe.

— Hola bonita.

— Te odio por hacerme esto ¡Te odio!

— Aún no estoy fuera de peligro.

— No —Suspiro— necesitas un trasplante porque la bala daño tus riñones.

— Dani podrá hacerse las pruebas ¿No?

— Si —Le acaricio— esta en ello.

— Al final llamaste a una ambulancia, terca. —Se queja.

— Te estabas muriendo y no estoy preparada para perderte.

— ¿A no?

— No. —Lo beso.

— Oye —Sonríe— Gracias por estar a mi lado.

— No me des las gracias idiota.

— Me encantas bonita.

Nos besamos, acaricia mi cabeza y suspiro.

— Estoy débil.

— Pronto estarás bien.

— Contigo me siento mucho mejor. —Sonrío.

No quiero ni imaginarme como puede reaccionar si se entera que Daniel está siendo operado de urgencia, se volvería completamente loco.

NARRANDO LEDRA.

Después de varias horas esperando sale el doctor, se quita los guantes y me acerco rápidamente.

— ¿Familiares de Daniel Oviedo?