NARRANDO DANIEL.
La miro de reojo, ella sigue sonriendo y yo deseo volver a besar su mágica sonrisa, nunca había sentido esto, jamás.
— No vuelvas a hacerlo. —Me advierte.
— Te ha encantado. —me río.
— ¿Qué? No —Se ríe.
— ¿Qué? Si. —Me empuja.
— Gilipollas. —Frunce el ceño.
— Niña fresa. —Le saco la lengua.
— Para. —Permanece con el ceño fruncido.
— ¿O qué? —Pregunto.
— O te abofeteo. —Responde.
— Puedes hacerme todo lo que quieras, eso no cambiará nada. —Se ríe.
— Eres un idiota.
— Oh si, un idiota. —Digo sonriendo.
Seguimos comiendo, ambos seguimos riendo mientras nos miramos, solamente de los caretos que ponemos para vernos reír.
— Tienes muchos tatuajes. —los mira.
— ¿Y eso te incomoda? —Pregunto.
— Bueno —Se ríe— son, bonitos.
— Fresa hasta para eso. —Me burlo.
— Oye —Me golpea.
— Para, loca. —Reímos.
Coge un pañuelo, despacio limpia la mostaza de mi mejilla, esto es algo que nunca he hecho con alguien y no sé si asustarme o sentirme bien.
— Ahora el cerdo eres tú.
— Grosera. —Me hago el ofendido cruzando los brazos.
— Uy, se ofende el chico malo. —se ríe.
— Mm ¿Te parezco un chico malo? —Pregunto poniendo ojitos.
—Eso intentas aparentar, a mi me pareces un —La detengo.
— Gilipollas —Se empieza a reír.
— Un poco, si. —Se encoge de hombros.
— Voy a lavarte la boca con jabón ¿O prefieres qué vuelva a colocarte cinta adhesiva? —Pregunto.
— Eso no te lo perdonaré nunca. —Responde.
— ¿A no? —Pregunto riendo— Entonces yo no te perdonaré la patada que me diste en los huevos. —Ríe.
— Estamos en paz.
Niego con la cabeza, ella frunce el ceño, la tumbo en el césped y le hago cosquillas, ella patalea como una niña pequeña, grita, ríe a carcajadas e incluso acaba despeinada.
— ¡Métete con alguien de tu tamaño! —Grita.
— Me meto contigo, es más divertido.
— ¡Déjame! —Grita riendo.
Me detengo, me quedo a centímetros de sus labios, puedo ver como sus pupilas se dilatan, humedece sus labios y se pone muy nerviosa.
— Puedo besarte en este momento. —Alza la ceja.
— Porque me tienes inmovilizada, es trampa.
— ¿No me lo seguirías? —Pregunto.
— No —Dice segura.
— Mentirosa.
Beso la comisura de sus labios, ella suspira y me acerco a sus labios despacio, pero un idiota nos interrumpe.— Dani —Dice un chico y me giro.
— ¿No ves qué estoy ocupado? —Pregunto.
— Necesito que me vendas un poco más.
— Este no es un buen momento. —Frunzo el ceño.
— ¡La necesito! —Insiste.
Miro a Ledra que agacha la cabeza, es mi negocio, no puedo dejarlo.
— Aquí tienes —Saco de la moto— cincuenta.
— Gracias tío —Me lo da.
— Largo.
Se marcha, Ledra se levanta, sacude su uniforme y suspira.
— Llévame a mi casa. —Dice ella sin mirarme.
— Pero —Niega con la cabeza.
— Antes que venga alguien más a comprarte esa mierda. —Murmura.
— Es mi trabajo.
— ¿Llamas trabajo a destrozarle la vida a alguien? —Pregunta.
— Yo no le destrozo la vida a nadie, no les obligo a comprarlo. —Respondo defendiéndome.
— Algunos tienen la edad de mis hermanos ¿Lo ves justo? ¿Ves justo qué destrocen su vida así? —Pregunta.
— Que sabrás tú de destrozar vidas, si nunca han destrozado la tuya. —Respondo frío.
Cojo el casco, se lo doy, ambos subimos a la moto y la llevo a su casa sin decir nada en todo el camino, cuando llegamos me da el casco y entra en su casa. Golpeo la moto varias veces, termino marchándome, aumento la velocidad bastante furioso, aunque creo que lo que realmente tengo es impotencia. Llego a mi casa, Jesús esta discutiendo con nuestros padres adoptivos, pero no es nada nuevo.
— ¿Qué pasa? —Pregunto.
— Pasa que se han puesto a buscar a nuestros padres biológicos. —Responde Jesús.
— ¿Cómo? —Pregunto furioso.
— Habéis sufrido por no tenerlos, pensábamos que si los encontrábamos estaríais mejor. —Responde nuestra madre adoptiva.
— ¡Qué dejéis de intentar arreglarnos! —Les grito.
— No nos grites. —Dice nuestro padre adoptivo.
— No queremos a esos gilipollas en nuestra vida ¿¡Acaso no podéis entenderlo!? —Grito.
— Quizás conociéndolos —La detengo.
— ¿Enserio qué creéis qué deseamos conocer a las personas qué nos rompieron por dentro? ¿Enserio? ¡Por ellos somos esta basura! ¡Por ellos estamos metidos en el mundo de la droga! —Grito una vez más.
— Hijo. —Se acerca nuestra madre.
— ¡No sois mis padres y ahora lo veo más claro qué nunca!
Golpeo la puerta de mi habitación, empiezo a dar puñetazos a la pared para deshacerme de toda la rabia que poco a poco me consume, grito con mucho odio, Jesús intenta detenerme pero no lo consigue, me detengo cuando mis nudillos no soportan más.
— Dani. —Murmura Jesús.
— Abrázame. —Murmuro sin derramar ni una sola lágrima.
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Nuestro amor es animal.
Romance"Si me pides fuego, arderá todo. Yo no se amar de otra manera. " BORRADOR. ✘FANFIC ✘ • ────── No se permitirán plagios, ni copias de ningún tipo, serán denunciados inmediatamente.