Capítulo 73.

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NARRANDO DANIEL.

Me quedo un rato mirándola, gran parte de mi me grita que es necesario para olvidar todo pero ahí está ella, su hermosa voz diciéndome que todo estará bien y que puedo salir de esta mierda.

— No, no probaré esa mierda.

—  ¿Le estáis ofreciendo mierda a mi hermano? —Pregunta muy enfadado.

— No iba a aceptarla, además, yo vendo, no consumo.

— Espero que no se te haya pasado por la cabeza.

— No.

Jorge sigue con esa mierda, todos lo hacen menos nosotros dos, Anabel se sienta a mi lado de nuevo y bebe de mi cerveza.

— Anabel no te arrastres, ten dignidad.

— Quería beber un poco ¿Tampoco puedo?

— Tu actitud de niña pequeña me enerva.

— La que te estás follando debe hacértelo genial para que no quieras follar conmigo.

— Anabel —Me mira atenta— la que me estoy follando como tú dices, es mi novia.

—  ¿Cómo? —Empieza a reírse— Te han cazado, al chico más mujeriego de todos lo han cazado, quiero conocer a la chica y decirle que lo siento, ya que para soportar tus cambios de humor debe quererte mucho.

— Me quiere si, igual como yo la quiero a ella y tú no vas a conocer a nadie.

—  ¿La quieres?  —Pregunta seria.

— Si, la quiero.

Anabel se levanta enfadada, muy enfadada.

— ¿Por qué? Estuvimos mucho tiempo teniendo sexo y nunca me quisiste.

— No lo sé Anabel, quizás porque lo nuestro nunca pasó del sexo y con ella todo ha sido distinto, no necesitaba tener sexo con ella para estar feliz, ella me hacía sonreír y ser la persona que dejé de ser, quizás por eso me enamoré de ella y no de ti, no puedo elegir de quien tengo que enamorarme.

— ¿Estás enamorado? —Pregunto.

— Si.

Ella asiente con la cabeza, se marcha, Jesús pone la mano en mi hombro y le miro.

— Has hecho bien. —Me dice Jesús.

— Lo sé.

— Nunca me imaginé que te vería siendo fiel.

— No puedo estar con otra, perdería a la única que quiero a mi lado.

— Gracias por ser sincero con mi hermana —Me ofrece su mano— Estamos en paz.

— No quiero que lo pase mal, ella es una buena niña y tú eres mi colega.

— Siento lo que ocurrió en casa de tus padres.

— Yo habría hecho lo mismo.

— Dejemos las penas —Ríe— bebamos.

— Tienes razón.

— Esto está buenísimo —Ríe.

— Cállate ya pesado, no hace falta colocarte para tener una buena noche.

— No le hagáis caso —Se ríe.

Seguimos bebiendo, quizás así olvide un poco todo lo demás, quizás así olvide como la he tratado hoy.

— ¿Mañana debes volver a arriesgarte?

— Si —Suspira— Me importa una mierda, quizás sea mejor que me atrapen o me maten.

— Estas demasiado borracho, dices tonterías.

— ¡Qué siga la fiesta! —Me rio.

— Panda de gilipollas.

NARRANDO LEDRA.

Amanece, duermo solo un par de horas, estoy bastante cansada, miro mi móvil sin tener ningún mensaje de Daniel, inclino la cabeza hacía arriba y suspiro.

— Buenos días cariño, tienes el desayuno preparado. —Dice mi abuela desde la puerta.

— Enseguida voy abuela.

— Vale —Sonríe.

Se marcha, observo mi móvil, me tumbo en la cama y pienso, no sé si debo buscarle pero me preocupa ¿Y si le ha pasado algo? No me lo perdonaría nunca.

Marco los nueve dígitos de su móvil, cuelgo varias veces hasta que finalmente me atrevo.

LLAMADA TELEFÓNICA.

— ¿Dani? —Pregunto.

— Dani no puede ponerse, soy Anabel ¿Le doy algún recado de tu parte?

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora