Capítulo 65.

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NARRANDO LEDRA.

Lo miro dulce, él me sonríe de una manera maravillosa, ahora lo entiendo todo, ahora entiendo porque él sí y no otro.

— Dime que si —Acaricio su rostro.

— ¿Y mi abuela? Se preocupará.

— Puedes decirle que —Niego.

— Le diré la verdad.

— No quieres mentir, lo entiendo. —Me besa.

— No quiero ocultarte. —Sonríe—te quiero y no me avergüenzo de que la gente lo sepa.

— Entonces vamos a casa de tu abuela.

— Ya verás, te encantará.

— ¿Y si me encanta más qué tú? —Me hace reír— Mira que yo soy un rompe corazones.

— Y yo una rompe huevos —Pone cara de dolor.

— Dios, vale. —Se ríe.

Subimos a la moto, le indico donde está la casa de mi abuela, aparca la moto, agarro su mano porque lo noto nervioso y entro con la llave.

— Ya me estabas preocupando cariño —Lo mira— ¿Es él?

— ¿Le has hablado de mi?

— Un poco.

— Encantado de conocerla, mi nombre es Daniel. —Sonrío.

— Hiciste llorar a mi nieta —Cruza los brazos.

— Fue un mal entendido, nunca quise hacerla llorar —Toca su nuca.

— ¿La quieres?  —Le pregunta muy seria.

— La amo. —Sonrío.

— Yo no me opondré a lo vuestro, se que mi nieta te quiere, incluso sé que peleó con mi hija por ti.

— ¿Cómo lo sabes?

— Los mellizos son muy cotillas.

— ¿Volviste a pelear por mi? —Me pregunta.

— Por esa razón estoy aquí —Me rio.

Mi abuela nos mira, coge mi mano y sonríe, se que ella jamás se opondría a mi felicidad.

— Abuela, quiero pasar unos días con Daniel —Alza la ceja— me quiere llevar lejos.

— La cuidaré con mi vida.

— No lo dudo.

— No quiero que mi madre se entre, podría mandar detener a Dani.

— No se enterará cariño, vete y se feliz.

La abrazo, Daniel ríe, corro a mi habitación, saco todos los libros de mi mochila para meter mi ropa, bajo corriendo, abrazo a Daniel que coge mi cintura, la felicidad se me sale por los poros.

— Adiós cariño.

— Gracias abuela. —La abrazo.

— Muchas gracias por apoyarnos. —Le dice él.

— Se lo importante que es el primer amor y lo mucho que se puede llegar a querer.

Salimos, él mete la mochila con el dinero en la moto, me pongo el casco y arranca, no sé dónde me lleva pero no me importa.

NARRANDO JESÚS.

Invito a Alicia a tomar algo, aunque al principio se niega finalmente acepta, nos sentamos en la terraza de un bar, picamos algo mientras hablamos.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora