Capítulo 103.

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NARRANDO LEDRA.

Muerdo mi labio, él sigue de rodillas esperando mi respuesta, agarro su mano para que se levante y le beso, deseaba tanto hacerlo, sentía tanto miedo de no volver a estar junto a él que todo lo demás me importa una mierda.

— ¿Si? —Su voz tiembla.

— Si —Ríe— y mil veces si.

— Te amo tanto.

— Tienes que ponérmelo en el dedo.

Alza la ceja, agarra mi mano y encaja el anillo en mi dedo, me abraza y me levanta de suelo, gira conmigo en brazos mientras yo grito.

— ¡Me ha dicho qué si! —Grita.

— Bruto no te entienden.

— Seguro que si lo han entendido todo —Rodeo su cuello con mis brazos.

— No quiero que volvamos a separarnos —Niega— nunca más.

— Nunca más —Sonríe.

— Te amo gilipollas.

— Te amo más niña fresa.

Caminamos por las calles, él me abraza por la espalda para besar mi cuello, cierro los ojos y empiezo a reír, agarro sus manos, me siento tan bien estando con él que no puedo imaginarme mi vida si no le tengo.

— Desde el principio esto era animal —Ríe.

— Muy animal.

— ¿Por qué yo? Tendrías a muchas esperándote.

— Porque tú sacaste un lado mío que desde hace mucho no tenía, me diste felicidad, contigo era libre, era yo mismo.

— ¿Conocí al Daniel real?

— Siempre que estaba contigo.

Le miro, pongo la mano en su entrepierna y frunce el ceño confuso al mismo tiempo que ríe.

— Más te vale serme fiel, puedes pederlo.

— Vale fiera, seré obligado a serte fiel —Bromea.

— ¿Obligado? Mentiros. —Cruzo los brazos.

— Hombre, me estás amenazando —Se ríe— tu mano en mí entrepierna me amenaza.

— Quizás no solo quiero amenazarte.

— ¿A no? ¿Y qué quieres?

— Quiero que volvamos al hotel, que me subas a la mesa y que me hagas... un flan.

— ¡Pero serás! —ríe— ¿Para eso querías provocarme?

— Si —Empiezo a reír a carcajadas.

— Mi futura mujer es demasiado mala ¿Debo seguir queriéndome casar con ella?
— Mi futuro marido es un poco subnormal ¿Debo casarme con él?
— Oye que te he comprado un anillo.

— Con esto te dolerán más las bofetadas.

Abre la boca haciéndose el ofendido y me sube encima de él como un koala, me da bastante vergüenza al principio por la demás gente pero después todo me da igual.

— Como vuelvas a decir que quizás deberíamos dejarlo, te encierro en una habitación para que rectifiques.

— ¿Me encerrarás contigo dentro?

— Oh, eso quieres desde el principio.

— Tengo dudas —Le coqueteo.

— ¿Y cómo te resuelvo esas dudas?

— Pues —Digo con voz sexy— como quieras.

— Mi mente es un poco sucia en este momento.

— Tenía pensando ir a ver a Adam, para que me siga dando clases.

— ¿El tío qué quiere meterte en su cama?

— Exagerado, me pidió una cita.

— Pues le voy a dar una cita con mi mano.

— No seas agresivo —Me rio— y tampoco te pongas celoso.

— Me molesta que te pidan citas.

— Yo solo las tengo contigo.

— Me encantas niña, no puedo ni ponerme celoso sin que me encantes.

— El que no era celoso —Relame sus labios.

— Por tu culpa.

Bajo de encima de él, me besa y seguimos paseando por las bellas calles de París.

NARRANDO JESÚS.

Pasan los días, me recupero bastante rápido, con mi magnífica enfermera quien no se pondría mejor.

— Ya tengo los billetes. —Se sienta en la cama.

— Pues mañana empieza nuestra nueva vida ¿No?

— Si y he conseguido una habitación en el mismo hotel donde están los enamorados, cuando lleguemos Ledra y yo buscaremos un apartamento.

— Lo tienes todo organizado —Beso su hombro.

— Y ambas vamos a aprender Francés para entrar a la universidad.

— Oh, mi chica universitaria, me encantará recogerte todos los días después de clase.

— Te encantará decir que eres mi novio.

— Oh si, para que ningún tonto se te acerque.

— Te amo —Me besa.

— Yo también preciosa.

De repente entra su madre, Alicia la mira y yo suspiro, deseo salir de aquí ya, estar nosotros solos sin interrupciones.

—  Veo que ya tenéis los billetes.

— Si mamá, nos vamos mañana.

— ¿Estás segura cariño? —Pregunto.

— Muy segura, quiero estar con Jesús, mi novio y allí estudiaré.

— Apoyaré todo lo que te haga feliz.

— La haré feliz señora, se lo prometo.

— No lo dudo, eres buen chico —Sonríe.

— Le prometo que nadie la cuidará mejor que yo —La abrazo.

— Ay.

NARRANDO LEDRA.

Entro en el baño, Daniel habla sobre Jesús y Alicia ya que vienen mañana, me miro al espejo, me echo agua y suspiro.

— A Jesús le costará adaptarse pero me alegro de que por fin salga de toda la mierda en la que estuvimos. —Dice él.

— Yo también me alegro —Digo sentándome en la tapa del retrete.

— Vamos a poder ser felices mandona —Ríe— Aún no les he dicho nada de nuestra boda.

— Será una sorpresa, cuando vengan se lo diremos, se volverán locos.

— Se alegrarán mucho.

— Si —Murmuro.

Sigo sentada en la tapa, cierro los ojos y suspiro.

— Por favor, que salga negativo —Suplico en voz baja.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora