Capítulo 98.

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NARRANDO LEDRA.

Golpeo la puerta varías veces, acabo muy furiosa por lo que acaba de hacerme, va directo a su muerte y no piensa en nada más.

Llamo al servicio de habitaciones, invento que me he quedado encerrada y poco después me abren la puerta, salgo corriendo en busca de un taxi.

— ¡Lo más rápido posible por favor! —Le miro— Mierda, no me entiende —Suspiro.

Estoy varios minutos intentando comunicarme con el taxista hasta que por fin lo consigo, no sé cómo lo ha hecho Dani pero seguro que se ha comunicado mejor que yo.

Llego al aeropuerto, busco a Daniel por todos lados desesperadamente, busco el vuelo más próximo, Daniel tiene que estar cerca.

— Soy de España —Le digo— ¿Sabes español?

— Debo saber idiomas para trabajar aquí —Sonríe— ¿Qué deseas?

— Quiero saber cuánto falta para el próximo vuelo a España.
— Unos minutos —Niego con la cabeza.

— ¿Quedan billetes?

— Lo siento, hace poco se han llevado los tres últimos.

Compro uno para el próximo, en este me será imposible subir, rezo para que Dani no haya comprado el billete, no puedo ni imaginarme que pasaría si llega antes que yo.

De repente le veo, consigo llegar antes de que cruce para irse.

— Dani —Se gira— por favor.

— Vete Ledra.

- ¡No!

— No voy a permitir que te vengas conmigo.

— Iré en el próximo y no podrás impedirlo.

— ¿Qué quieres? ¿Qué te encierre en uno de estos baños?

— ¿Siempre lo vas a solucionar así?

— Empezaste tú.

— Solo quiero protegerte, igual que tú me proteges a mi.

— Si —Agarra mis manos— pero si tu hermano estuviera en peligro yo te dejaría ir.

— Los dos sabemos que eso no es cierto Dani, no me lo permitirías.

— Es mi mundo Ledra, salí de él pero volveré a entrar para salvar a mi hermano y no vas a poder impedirlo por mucho que me encierres —Lloro— hey, te quiero, te quiero muchísimo pero no puedo quedarme contigo.

— Si me quieres deja qué Raúl se encargue. —Suplico.

— Perdóname.

Entra, se acaba marchando, no lo ha hecho, no se ha detenido, ha seguido adelante con su terquedad.. y ya no puedo hacer nada.

NARRANDO JESÚS.

Me sueltan las manos pero sé que lo hacen porque estoy demasiado débil para defenderme, no he comido ni bebido nada, me torturan y me golpean, pero jamás diré que mi hermano no murió.

— Vas a morir por una tontería.

— Y tú vas a matar a alguien por un fantasma.

— Dime dónde está tu hermano.

— En el cementerio.

— ¡Deja de ocultar la verdad!

— Si quieres te guío y te enseño donde esta enterrado, creo que ya tendrá lápida.

— ¡Voy a matarte y después lo mataré a él!

— No me das ningún miedo y no puedes matar a alguien que ya está muerto.

— ¡Voy a volarte la tapa de los sesos!

Pone la pistola en mi frente, levanto débilmente la cabeza y le miro.

— Es tú última oportunidad.

— Eres un gilipollas. —Digo riendo.

— Te borraré esa puta sonrisa del rostro —Pone el dedo en el gatillo.

— Patético.

— ¡Es tú última oportunidad!

Empiezo a reír, él presiona la pistola contra mi frente.

— Aprieta el gatillo. —Le digo.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora