Capítulo 94.

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NARRANDO ALICIA.

Busco desesperadamente por todo el departamento en busca de alguna pista, de algo que me diga que Jesús está bien pero no logro encontrar nada, solamente su móvil, él jamás deja su móvil atrás, siempre va con el en el bolsillo. De repente suena, es un número oculto, no debo contestar, es su privacidad ¿Pero y si es alguien diciéndome donde está? Cuelga y llama varias veces, termino cogiéndolo, no me importa tener que explicárselo.

LLAMADA TELEFÓNICA.

— ¿Si?

— ¿Jesús? —Pregunta un hombre desde detrás del teléfono.

— No, soy su pareja ¿Quién eres tú?

—  Por un teléfono no puedo decirte nada, él lo entendería todo ¿Dónde está?

— Ocupado, dime a mi lo que quieras.

— ¿Qué eres? ¿Su secretaria?

— A mí no me hables así imbécil, soy su novia y quiero saber quien eres y qué quieres.

— Creo que puedes ser lo suficientemente inteligente para saber que quiero si realmente conoces a tu pareja.

Trago saliva, niego con la cabeza y suspiro.

— Él lo dejó, no vuelvas a llamarlo.

— Lo dejó —Ríe— ingenua.

CUELGO.

Lo hago para no tener que escucharle, me siento en uno de los sofás y pongo las manos en mi rostro, no puedo creer que me haya metido así, que siga metido en esta mierda. Me levanto nuevamente, ahora lo importante no es enfadarme con él, si no encontrarle.

NARRANDO LEDRA.

Nos sentamos en un restaurante bastante lujoso, no quiero saber de donde ha sacado tanto dinero si estaba muerto y de reposo absoluto, quiero centrarme en este momento a su lado, sin tristezas, sin nada que pueda hacernos daño, me siento a salvo aquí y me gusta.
Pone la mano derecha encima de la mía y acaricia mis nudillos, con la mano izquierda agarra la copa con champán y yo hago lo mismo, chocamos las copas y reímos.

— ¿Eres consciente de qué esta es el único momento normal cómo una pareja qué hemos tenido? —Pregunto llena de ilusión y felicidad.

— Lo soy —Sonríe— ¿Y sabes qué es lo qué más me gusta? —Acaricia mis nudillos.

— ¿Qué?

— Verte sonreír así, siendo sinceramente feliz. —Confiesa.

— Siempre que estamos juntos soy sinceramente feliz.

— me encanta verte feliz.

— A mí también me encanta ver cómo sonríes ¿Y sabes qué es lo qué más me gusta de ti cuándo sonríes?

— Sorpréndeme.

— Pues me gusta cuando tus ojos se achinan —Ríe— ¿Ves? Así.

— Nunca me gustó pero si a ti te gusta entones no dejaré de sonreír.  —Murmura ronco.

Ambos nos miramos, lo hacemos como el primer día que nos conocimos, cuando nos miramos y el mundo se detuvo por unos segundos, pues este momento es algo parecido, todo lo demás desparece como aquel día, creo que ahí fue cuando nuestros caminos pasaron a ser uno, a juntarse para siempre.

— Deja de mirarme así.

— ¿Vas a ponerte rojita? Amo cuando te pones rojita. —Niego avergonzada.

— No —Me rio— cállate.

— Pero si te ves preciosa niña fresa.

Nos traen lo que hemos pedido para cenar, comemos entre risas, no quiero que este momento se acabe nunca, en este jodido mundo nunca sabes cuanto puede durar la felicidad.

— Dani —Alza la ceja.

— ¿Qué?

— Me cambiaste la vida.

— ¿Y tú a mi qué?

— ¿Te cambié la vida? —Le pregunto con voz de bebé.

— Desde el primer instante. —Sonrío.

— Te quiero gilipollas.

— Yo más mandona.

— Quiero besarte.

— Entonces juntaré las sillas para concederte el deseo.

Lo hace, pasa el brazo por alrededor de mis hombros y me besa, nuestros labios se entrelazan, aunque el beso es dulce, muy dulce, uno de los más dulces que nos hemos dado.

— Quiero seguir siendo feliz.

— Seguiremos siendo felices.

NARRANDO ALICIA.

No dejo de caminar de un lado hacía otro, necesito saber algo de Jesús, no soporto esta incertidumbre y lo peor es que no puedo llamar a la policía como se haría en un puto caso normal.

De repente suena su móvil, lo cojo rápidamente sin pensarlo.

LLAMADA TELEFÓNICA.

— ¿Jesús?

— Casi, aunque lo tengo a mi lado.

— ¿Quién eres? ¡Dónde está Jesús!

— Relájate, solamente tendrás que responderme a una pregunta y yo te devolveré a Jesús sano y salvo.

— Antes quiero hablar con él.

Escucho varios ruidos que no logro diferenciar, el corazón me late muy rápido, siento que esta corriendo peligro.

— Bonita. —Dice él.

— Jesús ¿Dónde estás?

— Todo estará bien ¿Vale?

— Has seguido metido en esta mierda.

— Cuando volvamos a vernos podrás echarme mil broncas, lo juro.

Vuelvo a oír unos sonidos extraños.

— ¿Jesús? —Pregunto asustada.

— Solo tienes que responderme a una pregunta y Jesús volverá a estar allí contigo, sin deberme nada.

— No sé nada, yo no sabía que él seguía en esto.

— Sh, tranquila, respóndeme a esto —Trago saliva— ¿Daniel está vivo? Y no me mientas porque Jesús tendrá los segundos contados, piensa bien tu respuesta.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora