Capítulo 52.

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NARRANDO LEDRA.

Mi madre lo mira, su cara no cambia de expresión, ella siempre ha sido así. Mi padre me mira, vuelve a sonreírme y asiente con la cabeza, se que él sí lo acepta.

— No te quiero para mi hija. —Le dice seria.

— Entonces esperaré a que tenga dieciocho.

— ¿Piensas qué la mereces? Mírate Daniel ¿Acaso quieres qué le enseñe tu expediente?

— Usted no sabe porque soy así, no conoce mi historia, deje de juzgarme.

— Bien, cuéntamela. —Cruza los brazos.

— Mamá, no es un tema bueno para él.

— No, ahora quiero que me diga porque es así ¿O acaso ni tú mismo lo sabes? —Le miro.

— No ha sido buena idea venir. —Dice él.

Agarro la mano de Daniel, él se detiene y me mira de reojo.

— Él se sentará a comer porque es uno más, es mi novio.

— Que se siente.

Ayuda a poner la mesa, se sienta a mi lado, mi madre no deja de mirarle y se que lo intimida.

— Cuéntame, como os conocisteis. —Dice mi padre rompiendo el silencio.

— Pues fue gracioso, lo vi en la entrada de mi instituto y después lo volví a ver, casi nos atropella con su moto, fui bastante grosera con él.

— Yo le dije que le lavaría la boca con jabón —Mis hermanos ríen.

— Se lo merece. —Añade Lorenzo.

— Oye —Me rio.

— Así que cuando yo fui tú abogada ya os conocíais.

— Posiblemente.

— Mamá, deja de recordarle las cosas que ha hecho.

— Tranquila, no me importa.

— Claro, porque lo sigues haciendo. —Ataca ella.

— ¡Mamá! —Grito.

— Cariño basta. —Le dice mi padre.

— Me he cruzado con muchos delincuentes, se lo que quieren de las niñas de buena familia.

— Ahora piensa que quiero robarle —Ríe— esto cada vez se pone más interesante.

— Él no es ningún ladrón.

— No, es un narcotraficante, agresivo y problemático desde que tenia doce años.

— Pues si, eso soy ¿Algo más qué añadir?

— Cuando consigas lo que quieres de mi hija la dejarás, la dejarás destrozada, todo por un capricho.

—  ¿Cuándo consiga el qué? ¡Dígalo! —Daniel enfurece.

— Ambos sabemos el que.

Pongo la mano en mi rostro, estoy bastante aguaitada, esta situación me supera.

— Basta mamá ¿No estás viendo qué lo único qué queremos es pasar un rato agradable? ¿Siempre tienes qué sacar la maldita abogada qué llevas dentro? —Golpeo la mesa.

— No me hables así.

— Estoy cansada ¡Acepta qué me he enamorado de él! Puede que no sea lo que siempre has querido para mi pero le quiero, es él o no es nadie más, déjame vivir esto ¡Joder!

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora