Capítulo 91.

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NARRANDO LEDRA.

Lo miro, él camina con la cabeza agachada hasta llegar a la cama donde se tumba, sin más.

— Dani —Suspiro— No quería hacerte daño.

— No has dicho nada que no sea cierto ¿No? No te preocupes.

— Me preocupo porque no he debido decírtelo, acabas de volver a mi vida y yo me empeño en decir cosas que te hacen daño.

— Yo he empezado, estamos empate.

— Tú solamente me has dicho la verdad.

— Ledra no me aparece hablar, me apetece estar tumbado y punto ¿Vale?

— Vale.

Se tumba boca abajo, me siento en el filo de la cama y inclino la cabeza hacía arriba, creo que he sido demasiado cruel y no se merecía algo así.

— ¿Quieres algo? —Pregunto.

— No.

— Yo voy a coger algo de la nevera.

— Pues muy bien. —Dice cortante.

Me levanto, cojo un zumo y me siento en una silla delante de la mesa, él sigue boca abajo, sin decir nada, yo cada vez me siento peor por haberle dicho tantas cosas horribles.

NARRANDO JESÚS.

Horas después llego a mi apartamento, me siento en el sofá y empiezo a llorar, me he enfrentado al vacío que me destroza cada día y no deja de dolerme.
De repente suena mi móvil, es Raúl quien llama.

LLAMADA TELEFÓNICA.

— Raúl ¿Todo bien? —Pregunto.

— Yo creo que genial. —Responde seguro:

— ¿Se han visto?

— Si y se escuchaba llorara Ledra desde fuera, creo que poco después se besaron y esas cosas de novios.

— Me alegra tanto —Suspiro— ¿Tú cuándo vuelves?

— Mañana ¿Te corre prisa?

— Bastante prisa, Alicia no puede sospechar que yo sigo metido en esto y tú eres quien me distribuye la mercancía.

— Tranquilo, aguanta hasta mañana porque a primera hora estoy allí.

— ¿Sabes algo de Ezequiel?

— No y por lo que veo tú tampoco.

— Cada vez dudo mas de que esté muerto.

— Tranquilo, si estuviera vivo irían a por ti —Suspiro— para ellos Dani murió.

— Me aterroriza que le hagan daño a Alicia.

— Entonces ven, lárgate de una buena vez de allí y ven a París a empezar una nueva vida.

— Creo que tienes razón.

— Claro que si.

— Me lo pensaré, debo hablarlo con Alicia, que deje a su familia no es algo que deba pedirle así, sin más.

CUELGO.

Pongo el móvil en la mesa, le mando un mensaje a Alicia que contesta minutos después, debo hablarlo con ella, debo estar precavido, Ezequiel no ha dado señal de que este vivo pero tampoco nadie lo ha enterrado, eso es lo extraño.

NARRANDO DANIEL.

Me levanto, ella está sentada mirando la televisión, está en Francés y ella apenas está aprendiendo, creo que está tratando de que la situación sea menos incómoda.

— Dime algo —La miro.

— No sé qué quieres que te diga.

— Pues no se, lo que sea, pero dime algo —Niego con la cabeza.

— No quiero que sigamos echándonos cosas en cara, es inútil, es imposible que hablemos sin discutir.

— Tienes razón —Suspiro— perdóname por haberte dicho tantas cosas horribles, si no quieres tener hijos pues no los tenemos —Se acerca a mi— solo quiero estar contigo, he estado semanas pensando que estabas muerto Dani, no quiero perderte por esto.

— ¿Perderme? —Rio irónicamente— No vas a perderme Ledra, no podrías aunque quisieras, esto que siento es más fuerte que yo mismo y aunque he querido mil veces mandar todo esto a la mierda —La miro— nunca he podido.

— Dani —Toca mi rostro.

— Estoy intentando cambiar por ti ¿Qué más quieres de mi? Sé que estás cansada de oír que mi vida ha sido una mierda pero no puedo contarte nada más.

— Perdóname, soy una egoísta, pienso en mi, en lo que yo quiero pero no pienso en ti.

— ¿Aceptarás qué no quiero tener hijos?

— Intentaré aceptarlo.

La abrazo, ella me sigue el abrazo con fuerza y me besa el cuello.

— Tú eres lo único bueno que me ha pasado en la vida y no quiero perderte nunca mandona, nunca. —Murmuro.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora