Capítulo 76.

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NARRANDO LEDRA.

Sonrío, nunca había sentido tanta felicidad, Daniel me mira esperando ansioso una respuesta y lo beso, lo beso varias veces hasta que empieza a reír.

— Te quiero, te quiero, te quiero.

— Ya tienes tú mayoría de edad —Me rio— ahora puedes conocer el mundo conmigo.

— Estas loco pero me encanta —Ríe— ¡Me encantas!

— ¿Y tú a mí qué?

Empieza a hacerme cosquillas, pataleo, besa mi cuello, muerdo mi labio y cierro los ojos.

— Si esto era lo que querías haberlo dicho.

— ¿Te habrías dejado?

— Si —Se ríe.

Nos besamos, siento como sus manos acarician mi cuerpo por debajo de mi ropa, me estremezco y ríe.

— Que bien nos lo vamos a pasar en París.

— ¿Si? Dime cómo.

—Pues aparte de que vamos a ver muchos lugares —Pasa el dedo por mi cuerpo— habrá días en los que no vamos a salir de la cama.

— Que vicio tienes guapo.

— Vicio de ti niña fresa.

Me besa, nuestros labios se entrelazan, nuestras lenguas juegan la una con la otra, muerde mi labio para provocarme como solamente él sabe hacerlo, rodeo su cuello con mis brazos y su cintura con mis piernas.

— Es tarde —Ríe.

— ¿Y qué? —Besa mi cuello.

— N..no, n..nada.

Baja mi pantalón despacio, empiezo a reír,  seguidamente nos besamos, le quito la camiseta rápidamente, seguidamente le bajo los pantalones haciéndolo reír, le doy pequeños mordiscos en el cuello.

Se pone el preservativo, ambos reímos, entra en mi con fuerza haciéndome gemir muy alto, agarra mis manos y las coloca encima de mi cabeza, eso hace que me excite mucho más por no poder tocarlo, inclino la cabeza hacía arriba dejándome llevar por sus interminables besos, vuelvo a rodearle con mis piernas mientras él aumenta la velocidad de sus embestidas, grito, intenta callar mis gritos con sus labios pero es inútil, ambos gemidos en medio del beso, finalmente deja libre mis manos para que pueda acariciarle, clavo mis uñas en su espalda, mis gemidos cada vez son más sonoros, él hunde la cabeza en mi cuello, muerdo mi labio y suspiro con fuerza, agarra mis muslos con fuerza hasta hacerme gritar, ya no sé si por en placer o porque no quiero que pare.

Llegamos un orgasmo intenso que nos empuja al clímax, nuestros cuerpos sudados siguen juntos mientras sus labios besan mi hombro.

— Perfecta.

— Gilipollas, tienes mucho vicio.

— ¿Yo? ¿Y tú qué?

— Yo nada, yo me dejo llevar por ti.

— Claro, claro, que fácil. —Muerdo su labio.

— Te amo, muchísimo.

— Y yo a ti.

— Nosotros hacemos que todo esté bien cuando en realidad no lo está —Besa mi frente— he disparado a un narco.

— Si y eso traerá consecuencias pero por favor, desconectemos de todo, por un largo tiempo —Me besa.

— Pero ¿Y si..—Niega.

Coge nuestros móviles y los apaga, le miro riendo, acaricia mi rostro y me abraza aferrándose a mi.

— Así mejor.

— Mucho mejor. —Beso su pecho.

NARRANDO JESÚS.

Alicia y yo pasamos todo el día juntos, me encanta, es tan bonita, tan inocente, ahora entiendo a Dani, todo es tan distinto cuando alguien no te juzga por lo que eres y te acepta así.

— Eres una chica fantástica.

— Y tú no pareces tan idiota.

— Oye —Me rio— ¿Pensabas qué era idiota?

— Un poco. —Confiesa.

Acaricio su rostro, ella se pone nerviosa y me mira fijamente, traga saliva, realmente no se que hacer, si besarla o no presionarla.

— ¿Puedo? —Pregunto relamiendo mis labios.

— Bésame.

Lo hago, nos besamos lenta y apasionadamente, quería besarla desde hace mucho y por fin he podido hacerlo.

— Dios —Sonrío— lo deseaba tanto besarla.

— Ha estado genial.

— Si. —Humedezco mis labios.

— Jesús —Murmura asustada.

Me giro, un hombre enmascarado se acerca a nosotros, la coloco detrás de mi y busco mi pistola.

— Mierda.

— ¿Qué?

— Quería tener una cita normal, sin pistolas y sin drogas —Suspiro.

— Dile a tu hermano que esto no se ha acabado.  —Amenaza el enmascarado.

Me dispara, se marcha deprisa subiéndose en un coche, Alicia grita y yo sangro.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora