Capítulo 64.

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NARRANDO LEDRA.

Me giro, rodeo su cintura con mis piernas, él coloca sus manos en mi trasero y rodeo su cuello con mis brazos para provocarle.

— Si, me acosté con ella antes de empezar esto contigo —Suspiro— pero ya no volverá a pasar.

— Más te vale si quieres conservar el pene.

— Olvidé añadir que también eres agresiva —Me rio.

— Eres mío —Se ríe.

— También posesiva ¡Tengo miedo! —Exclama.

— Miedo deberías tenerme —Alza la ceja— no sabes de todo lo que soy capaz.

— Si lo sé —Murmura— me lo demostraste cuando enfrentaste a tu madre por mi, se que serías capaz de todo por mi y eso —Me besa— me gusta.

— Te encanta.

— Después el creído soy yo —Me hace reír.

— Yo puedo permitirme ser creída, tú no, tú eres feo.

Agarra mi pelo con suavidad, toco sus labios y ríe.

— Bésame ya.

— ¿Y comerme las babas de esa? No. —Alza la ceja.

— ¿Quién te ha enseñado a hablar así? Grosera.

— La has besado y ahora quieres besarme a mi.

— ¿Y cuándo voy a poder besarte? —Pregunta riendo.

— Cuando te laves los dientes cien veces.

— Rencorosa. —Pone los ojos en blanco.

Me hace cosquillas, me tumbo en el suelo y se pone a hacerme cosquillas, golpeo su pecho mientras fui a carcajadas, abro los ojos, veo su jodida y maravillosa sonrisa, es tan perfecto, no puedo evitar sentirme atrapada en su sonrisa.

— Te la estás ganando.

— ¿Acaso vas a volver a amenazarme con romperme la moto?

— Si y así no nos iríamos —Se ríe.

— Eres mala.

— Malo tú.

— ¿No te gustan las cosas malas? —Muerde su labio.

— Me encantan las cosas malas.

— Demuéstramelo.

— Casi pero no. —Se ríe.

— Acabas de cagarla.

Vuelve a hacerme cosquillas, no sé cómo pero avanzo encima de él, me siento encima de su miembro, él me mira frunciendo el ceño, acaricio su torso con la yema de los dedos y muerdo mi labio.

Vuelve a hacerme cosquillas, no sé cómo pero avanzo encima de él, me siento encima de su miembro, él me mira frunciendo el ceño, acaricio su torso con la yema de los dedos y muerdo mi labio.

— No sigas por ahí. —Advierte.

— ¿O qué?

— O no me controlo.

— No te controles.

— Quieres jugar conmigo y no voy a permitirlo.

— ¿Jugar? ¿Yo? —Muerdo mi labio.

— No hagas eso.

— ¿Qué? —Vuelvo a morder mi labio.

— ¡La has cagado!

Me enreda con sus brazos haciéndome quedar completamente tumbada encima de él, mantengo mis labios a centímetros de los suyos y aunque muero por besarle no lo hago, le hago la cobra, eso lo enloquece.

— He dicho que no. —Frunzo el ceño.

— Uy que se enfada la niña fresa ¿Ahora qué me harás?

Me quito de encima de él, se sienta en el suelo y me observa mientras ríe, me subo un poco la falda para provocarle, él humedece sus labios, me mira bastante sexy y mueve las cejas como un pillín.

— Te vas a quemar.

— Tengo calor —Se ríe.

— Yo te puedo enfriar.

— No, tú pegas más calor. —Me río.

— Dios niña, eres irritante.

— ¿Si? —Muerdo mi labio.

Se levanta, salgo corriendo, él corre detrás de mi, ambos reímos a carcajadas, termino agotada, él también, se detiene y pasa la mano por su pelo, limpia su sudor, me mira de arriba a abajo mientras yo juego con mi pelo.

— ¡Niña fresa!

— ¡Gilipollas! —Ríe.

Se acerca a mi, consigue atraparme, agarra mi cintura, grito y empiezo a reír, parecemos dos críos pero me encanta, amo sentirme así de feliz.

— Vámonos.

— ¿Ya? 

— No, digo que quiero que nos vayamos —Alzo la ceja.

— Sé más explícito —Me rio.

— Tengo el dinero suficiente para irnos, a cualquier parte del mundo, solo tienes que elegir —Me besa y ríe— no me mires como si estuviera loco ¡Dime dónde quieres ir!

— ¡Loco! —Subo la voz.

— Solo dime dónde y yo me encargo de que sea el mejor viaje de toda tu vida —Trago saliva— solamente tienes que decirme el lugar, de hacerte feliz me encargo yo.

— Dani soy menor de edad, no puedo salir del país o viajar sin autorización.

— Sh, calla —Me besa— recorramos el mundo en mi moto, solos tú y yo ¡Qué les den a los demás!

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora