Capítulo 97.

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NARRANDO DANIEL.

Ella frunce el ceño, me da una fuerte bofetada que hace girar mi cara hacía la derecha, la miro y pongo la mano sobre mi mejilla.

— ¡En tu puta vida vuelvas a gritarme así!

— Entonces apártate y déjame salir.

— ¿Para qué te mates? No.

— Es mi hermano ¿¡Acaso no entiendes?!

— Yo también haría todo por mis hermanos pero escúchame —La miro— quieren que vuelvas para matarte, sospechan que sigues vivo.

— Me importa una puta mierda Ledra.

— ¿Quieres ir? Bien, yo voy contigo.

— ¡Ni lo sueñes! Tú no vendrás conmigo a ningún sitio.

Saca la llave, la echa dejándome completamente encerrado, eso me enfurece mucho más.

— La llave. —Exijo.

— Quítamela ¡Ten huevos!

— Ledra no tengo tiempo para berrinches de niña pequeña, el que está en peligro es mi hermano, la única familia que tengo, no vas a impedirme que me marche.

— Si voy a impedírtelo y ahora ten huevos para quitarme las llaves por la fuerza.

Frunzo el ceño, me acerco a ella que ni siquiera pestañea, me mira desafiante y sin ningún tipo de miedo << Joder me encanta>> grita mi mente con furia.

— Sabes que no sería capaz.

— Pues tendrás que sentarte y esperar noticias.

— ¿De verdad me estás haciendo esto? —Pregunto.

— Si. —Responde implacable.

— No puedo creerlo —Digo subiendo el tono— como le pase algo a mi hermano nunca te lo perdonaré.

— Lo que nunca me perdonaré a mi misma es que cruces esa puerta, cojas un avión, vuelvas y que os tengamos que velar a ambos ¿Sabe por qué? Porque te llenas la boca diciendo que Raúl no piensa un plan antes de hacer las cosas ¿Pero y tú? Tú tampoco lo haces, quieres llegar y buscarlo para liarte a tiros.

— Nunca he abandonado a mi hermano ¡Y nunca me a importado morir por él!

— A mi me importáis los dos y confío en Raúl.

—  ¡Raúl esto, Raúl lo otro! ¿¡Qué cojones pasa con Raúl?!

— ¿Te vas a poner celoso? ¿De verdad?

— Parece que confías más en él que en mi.

— No —Se acerca— pero sintiéndolo mucho, confío más en su estrategia que en la tuya de entrar matando a gente.

— ¿Qué piensas qué hará él? ¡No confías en mí pero en él si!

— No me importan tus celos y tus paranoias, no te daré la llave para que vayas directo a tu muerte.

— Entonces llama a tu querido Raúl y dile que como mi hermano muera recorreré todo el puto mundo detrás de él hasta matarlo.

Me siento en el sofá, me sirvo una copa y enciendo un cigarro, ella camina con la llave en su bolsillo y abre la nevera.

— Y nunca vuelvas a gritarme Daniel —La miro— porque al siguiente grito no solo te daré una bofetada.

— ¿Tú también me abandonarías?

— Me he quedado a tu lado en los peores momentos, pero no soportaré un solo grito más.

Se sirve otra copa, se sienta en la cama y mira a la torre Eiffel, yo no puedo dejar de levantarme, camino de un lado a otro muy nervioso.

— Ledra necesito irme.

— He dicho que no.

NARRANDO JESÚS.

Abro los ojos aunque me cuesta muchísimo hacerlo, me los siento hinchados y me duelen cada vez que los abro, de repente escucho el asqueroso chirrido de la puerta al abrirse, de nuevo entra el gilipollas de Bruno para interrogarme.

— Dani está muerto, lárgate. —Le digo.

— Dime la verdad, todo será más fácil.

— Quieres una verdad que no existe solamente para buscar el fantasma de mi hermano —Me rio— que patético eres.

— Habla o morirás. —Amenaza.

—Espera sentado a que mi hermano muerto aparezca, los muertos se quedan donde están, debajo de la tierra.

— Tu hermano está en algún lugar y yo pienso encontrarlo.
— Ya te lo he dicho, está en el cementerio.

Agarra mi cuello, le miro aunque le veo bastante borroso por causa del hinchazón de mis ojos.

—Mátame ya, me aburres.

— Aún no —Ríe.

Vuelve a quemarme con un cigarro, esta vez lo hace con mas fuerza hundiendo el cigarro en mi pecho, seguidamente vuelve a irse. Puedo escuchar el asqueroso sonido de las ratas que pasan por mi alrededor, solamente puedo pensar en Alicia, debe estar sufriendo tanto.

NARRANDO LEDRA.

Daniel finalmente se tumba en la cama, yo me tumbo a su lado y le miro, se que está enfadado y muy preocupado.

— No quería gritarte. —Susurra.

— Lo has hecho.

— Porque eres insoportable.

—Solo quiero que no te maten.

— ¿Y por eso tengo qué dejar morir a mi hermano?

— No morirá.

De repente se sube encima de mi, agarra mis manos y me besa, termino dejándome llevar por sus labios, de repente me quita las llaves y corre hacía la puerta, corro detrás de él pero no consigo detenerle antes de que salga y me encierre.

— ¡Abre la puerta! —Grito.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora