Capítulo 31.

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NARRANDO DANIEL.

Jesús hace una mueca con los labios, yo miró hacía la ventana de Ledra, deseo que se asome, lo deseo más que cualquier cosa.

— Debes admitir que sientes algo hermoso por esa niña. —Insiste él.

— Voy a volver a casa, me doy un baño y nos marchamos.

— Dani. —Le miro— Vale, dejo de meterme.

Subo a la moto, miro por última vez a su ventana, me pongo el casco y me marcho. Quisiera entender porque siento un vacío tan enorme dentro de mi, quizás por ella me hace feliz y se que si renuncio a ella nunca más volveré a ser tan feliz.

NARRANDO LEDRA.

Decido no salir de mi habitación en todo el día, no me siento bien, mis hermanos entran y se tumban a mi lado haciendo los idiotas.

— ¿Qué pasa bruja? ¿Te sientes mal? —Me pregunta Lorenzo.

— Si, estoy un poco resfriada.

— No tienes mocos —Me mira— ¿Seguro qué es por eso?

— Vaya, ahora mis dos hermanos idiotas se preocupan por mi.

— Eres nuestra hermana bruja, claro que nos preocupas.

— Estoy bien —Acaricio su rostro— solamente necesito descansar un poco.

Asienten con la cabeza, ellos son los únicos que pueden subirme el animo con sus infinitas payasadas.

— ¿Juegas con nosotros a la play? —Pregunta Matías.

— Yo no sé jugar a eso —Me rio.

— Que idiota eres entones. —Ríen.

— Sois insoportables. —Me rio.

— ¡Cállate! —Me da con la almohada.

— !Bajar a comer!

— Salvados por mamá. —Reímos—Ahora bajo yo.

Ellos asienten, se marchan, yo inclino la cabeza hacía arriba, la bajo y me asomo a la ventana, deseaba que él estuviera ahí, esperándome pero ya me ha quedado claro que él no siente lo mismo que yo.

NARRANDO DANIEL.

Llego a mi casa, mis padres adoptivos no están, seguramente estarán comprando o lo que ellos hagan a menudo. Antes de darme una ducha me tumbo en la cama, cuando enciendo mi móvil tengo muchísimos mensajes, varios son de Anabel pero no le presto ninguna importancia, ni los leo.

Me doy un baño rápido porque hace demasiada calor, salgo con la toalla rodeando mi cintura, me miro al espejo, el cual está roto, completamente roto, antes no golpeaba a la pared, lo hacía al cristal para hacerme mucho más daño, pero dejé de hacerlo por mi hermano. Miro mis nudillos, recuerdo cuando ella me los curó, realmente se preocupaba por mi.

— Coge la pistola. —entra rápidamente.

— ¡¿Qué pasa?!

— Raúl viene hacía aquí, sabe que te has estado acostando con su hermana y quiere matarte.

Cargo la pistola, miro a Jesús muy seguro aunque él no lo esté tanto.

— Entonces solo quedará uno. —Aseguro.

Me visto rápidamente con lo primero que cojo del cajón, ambos miramos por la ventana, de repente vemos a Raúl, él empieza a disparar, miro a Jesús, asiento con la cabeza y disparamos también.

— ¡Te has estado follando a mi hermana en mis narices! —Grita.

— ¡Tú hermana ya es mayor para saber a quién se mete entre las piernas! —Grito.

— ¡Voy a matarte!

— ¡No te tengo ningún miedo!

Seguimos disparándonos, de repente aparece la policía, Jesús y yo salimos por la parte de atrás para que no nos arresten, yo subo a mi moto y él sube conmigo, conseguimos escaparnos sin que se den cuenta, paramos en un descampado y golpeo la moto furioso.

— ¿Cómo se ha enterado? —Pregunto.

— No lo sé pero hemos perdido un cliente por tus calentones. —Reprocha.

— !No me des la charla! —Le grito.

— Nunca piensas lo que haces Dani ¡Nunca!

— ¡Tienes razón! Nunca pienso lo que hago ¿Pero qué quieres? Ella tampoco es una santa, hemos querido los dos.

— ¡Y ahora tenemos otro enemigo más!

— Si, otro más.

— Estoy arto de esta mierda ¡Arto! Y lo peor es que ya no podemos salir.

— Y ahora nuestros padres están involucrados también, han llenado nuestra casa de disparos.

— ¡Todo es nuestra culpa!

— ¡¿Crees qué no lo sé?! —Grito— Pero ya no hay vuelta atrás.

Da una patada a una lata, me observa furioso, yo también lo miro bastante enfadado.

— Tienes razón, sientas lo que sientas por esa niña, estará mejor lejos de ti.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora