Capítulo 63.

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NARRANDO LEDRA.

Pone su nariz encima de la mía, me da un pequeño beso y vuelve a negar con la cabeza.

— Confío en ti Dani. —Le Susurro.

— Nadie había confiado en mi nunca —Sonrío.

— Vaya, soy la primera en algo más —Ríe.

— Eres la primera en casi todo.

— Menos en —Ríe.

— No.

— No soy la única con la que te has acostado —Se encoge de hombros.

— Cuando te besé me di cuenta que los besos con amor saben distinto a todos los besos que di antes. —Agarra mi cintura juntando nuestros cuerpos.

— ¿Estás intentando engatusarme gilipollas? —Pregunto sonriendo.

Se acerca a mi oído, siento su respiración en mi cuello, eso hace que cierre los ojos y muerda mi labio.

— ¿Y si es así qué? —Susurra con la voy muy gruesa.

— No te lo voy a permitir, recuerda que no estamos juntos.

— Maldita niña fresa.

— Maldito chulo imbécil.

Jesús y Alícia nos miran, acabo subida en su moto, él saca mi casco, me lo pongo y miro a Alícia.

— Nos vemos. —Dice Alicia.

— Mañana. —Le digo.

— Bueno, bueno, eso de mañana ya se verá —Me rio— igual la secuestro y nos vamos lejos.

— Menos palabras y más hechos.

— No me retes, no lo hagas porque nos vamos —Lo abrazo con fuerza.

— Te odio por ser mi debilidad.

— Y yo a ti -Ríe- Nos vemos hermano.

— Adiós -Saca la lengua.

— Cuídamela anda, vale oro. —Le digo.

— ¡Cállate! —Grita Alicia avergonzada.

Daniel arranca, dejo de agarrarle para disfrutar del aire, levanto las manos y rio, él me mira desde el retrovisor. Llegamos a un lugar bastante hermoso, cerca de la sierra, nos sentamos delante de un lago, él se sienta y yo me siento entre sus piernas, pasa sus brazos por encima de mi y besa mi cabeza.

— Te quiero. —Me aferro a sus brazos.

— Y yo a ti. —Murmuro.

— Perdóname por ser tan imbécil. —Suplica.

— Prométeme que pase lo que pase vamos a superarlo juntos, que no volverás a pedirme que me aleje de ti.

— Aunque no lo prometa no volverás a permitir que te aleje de mi, puta terca.

— Promételo. —Lo escuchó suspirar.

— Lo prometo.

— Oye —Inclino la cabeza para mirarle.

— Dime.

— ¿Te has acostado con esa tal Anabel? —Pregunto seria.

— No —Besa mi frente— no me he acostado con Anabel.

— Pero antes de mi si ¿Verdad?

— Aparte de mandona, fea, irritante, loca, terca, también eres cotilla.

— Quiero saberlo.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora