Capítulo 93.

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NARRANDO DANIEL.

Ella ríe, desliza la mano por su cuello para provocarme y la miro deseando besarla.

— Deberíamos parar ¿No? —Ríe.

— Tú eres el vicioso, yo soy inocente y buena.

—  Conmigo no te sirve poner esa carita angelical, conozco tu lado malo.

— ¿A si? ¿Y crees qué alguien te creerá?

La beso, nuestros labios se entrelazan convirtiéndose en uno, la muerdo con fuerza hasta que grita y empieza a reír.

— ¡Ay, bruto!

— ¿Te he hecho daño?

— Si —Pone pucheros.

— ¿Dónde?

— Aquí —Toca su labio— Me duele mucho.

— Yo te curo.

La beso varias veces, ambos reímos, pasa los brazos por alrededor de mi cuerpo y toca mi espalda.

— ¿Por qué no salimos y te enseño un poco París? —Me rio— Después podemos ir a cenar a un restaurante.

—Vale —La rodeo con mis brazos— déjame vestirme.

— Yo también tengo que hacerlo.

Corre hacía el armario, saca un vestido negro de palabra de honor con encaje, yo saco algo un poco menos elegante, me sonríe y le devuelvo la sonrisa.

— Iras perfecto.

— No tanto como tú.

— Me gustas así —Besa mi hombro.

— Tú eres tan.. —Me calla con un beso.

— Te amo, tal y como eres, siempre será así.

— Que bonita eres niña fresa.

— Tú eres feo —Me hace reír.

— Me tomaré eso como un piropo.

— Eres precioso —Me besa— y nunca pensé que yo tendría un novio tan jodidamente atractivo.

— ¿Y por qué no?

— No sé. —Jugueteo con su flequillo.

— Vales muchísimo mi vida.

Entra en el baño antes que yo, abro la puerta mientras se esta desnudando, ella se hace la ofendida y me saca el dedo del medio.

— Oye, estoy desnuda.

— Todo esto —Me acerco— lo he besado yo, se podría decir que me lo sé de memoria.

— ¿Tú crees?

— Si —Sonríe— no me hagas arrepentirme y meterte en la cama.

— ¡Vicioso!

— Puede ser.

— Gilipollas.

— Mandona.

— Largo —Me empuja— Voy a ponerme guapa para ti.

— Ya eres guapa, como te pongas más me arrepentiré de no haberte metido en esa cama. —Bromeo solo para escucharla reír.

— Cállate.

Termina sacándome del baño, me visto mientras ella se arregla, la espero sentado en la cama, deseando que salga para verla. Cuando al fin sale me quedo boquiabierto, se ha recogido su largo pelo, se ha maquillado bastante poco y el vestido le queda tan. . . Wow.

— Vale, vamos a la cama.

— ¡Para! —Me rio.

— Me enloqueces.

— Te amo.

— Yo te amo más niña fresa.

Me pone bien el cuello de la camisa mientras acaricio su cintura con suavidad, me da un pequeño beso y me limpia los labios ya que tiene los labios pintados de rosa.

— No, no me limpies.

— ¿Quieres ir por las calles lleno de mi labial?

— Quiero —Se ríe.

— No seas idiota. —Se ruboriza.

Agarro su mano, finalmente salimos por las calles de París contemplando la belleza de sus calles, agarro su cintura y caminamos riendo.

— Siempre quise conocer esto contigo.

— Yo también —Beso su cuello.

— Soy feliz.

— Yo también. —Murmura dulce.

NARRANDO ALICIA.

Jesús me envía un mensaje para que vaya a su apartamento, quiere hablar conmigo y tengo bastante curiosidad. Resuelvo un pequeño problema con mi padre y finalmente voy a su apartamento, cuando llego la puerta está abierta.

— ¿Jesús? —Pregunto asustada.

Está todo por los suelos y no hay rastro de Jesús.

Nuestro amor es animal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora